La lección del gremio periodístico
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2014-02-13
Interesante. En momentos álgidos por los que atraviesa el Gobierno del estado a causa de la muerte del reportero Gregorio Jiménez de la Cruz, pareciera que el Gobierno federal ha decidido salir a respaldar a la administración de Javier Duarte de Ochoa.
No de otra manera se puede leer el anuncio hecho ayer por el propio presidente Enrique Peña Nieto de que se ampliará y modernizará el aeropuerto de El Lencero, en el municipio de Emiliano Zapata, muy cerca de Xalapa, cuando todavía no se apagan los efectos por la confirmación de la muerte violenta del periodista de Coatzacoalcos.
Aquí recordé en su oportunidad que el pasado 6 de enero cuando el mexiquense vino a encabezar el tradicional acto agrario en Boca del Río, no aludió para nada a ninguno de los 16 compromisos que contrajo en su campaña con los veracruzanos, lo del aeropuerto uno de ellos, y por eso llama la atención que muy lejos de Veracruz, en Palenque, Chiapas, haya hecho el anuncio, que implica una inversión cercana a los mil millones de pesos.
Creo que deben tomarse en cuenta dos elementos como posibles concurrentes en la decisión presidencial: que esta vez la investigación del caso del reportero victimado ha tenido resultados, así uno sea fatal, con detenciones, y que por su importancia Veracruz necesita todo el respaldo federal para evitar una michoacanización ante asomos de grupos inconformes que si no se atienden podrían derivar en autodefensas al estilo michoacano.
Aunque oficialmente por parte del Gobierno del estado se ha negado y rechazado que existan grupos de autodefensa en diversos lugares del estado, como han surgido versiones tanto en las redes sociales como en algunos medios, también quedó testimoniado en espacios periodísticos que el Ejército llegó a Zongolica para dialogar con los inconformes, que aceptan no ser autodefensas constituidas como en Michoacán, pero que estarían en vías de serlo si no los atienden, los que se niegan a entregar sus armas que, dicen, son de bajo calibre, casi de caza.
En el caso del reportero asesinado, creo que esta vez con buen juicio y resultado de las malas experiencias pasadas, en el Gobierno del estado se maneja la versión, como causa principal de la muerte violenta del periodista, que fue por un conflicto derivado de relaciones de pareja entre miembros de las familias de la víctima y de la presunta autora intelectual, pero se precisa muy bien que la investigación está abierta y no se descarta tampoco ningún posible nexo con el ejercicio de su profesión.
Mucho tiempo sin tener comunicación con ella, meses, acaso años, busqué ayer a la coordinadora general de Comunicación Social y vocera del Gobierno del estado, Gina Domínguez Colío, para tener una versión directa de la posición oficial, y además de que me ofreció toda la información de que disponen y me reiteró la versión del problema entre familias, también no descartó que pudiera haber factores relacionados con su desempeño profesional, línea de investigación que, me insistió, está abierta.
No obstante mi línea editorial, a veces de crítica y señalamiento, no sin que dejara de hacer alusión a ella, creo en justicia decir que la encontré receptiva, como una funcionaria respetuosa, atenta, dispuesta a ventilar abiertamente el caso. Habrá que esperar para ver qué surge cuando detengan a otros cuatro prófugos que participaron en el plagio y asesinato.
Es bueno, ante la ola de críticas y suspicacias que rodean el asunto, en especial en las redes sociales y en medios del Distrito Federal, que el Gobierno no se cierre a ninguna línea de investigación y que se informe no sólo puntualmente de lo que vaya surgiendo, sino de los elementos duros de prueba con que se cuenten. Sólo así podrán convencernos.
Por el lado del gremio, algo que no debe perderse de vista y que no debiera diluirse con el paso de los días y el correr del tiempo, se resuelva satisfactoriamente para el interés público y periodísticamente o no el caso, es el espíritu y la capacidad de inconformidad, de duda y de movilización de los compañeros de los medios.
Aun cuando creo que Xalapa y la ciudad de Veracruz tienen los grupos más numerosos y hasta cierto punto representativos de reporteros por la importancia de sus medios, no se debe ni se puede desestimar el ejemplo de unidad, coraje y determinación de los compañeros de Coatzacoalcos, que por encima de sus diferencias hicieron causa común para el esclarecimiento del caso y la solidaridad con la familia en desgracia.
Los reporteros de Coatzacoalcos no sólo se enfrentaron resueltamente cara a cara con los funcionarios del Gobierno estatal y cuestionaron y pusieron en duda sus versiones, sino también enfrentaron el riesgo de que algún directivo tomara medidas contra ellos por algún interés de congraciarse con el aparato oficial, pero no, debe reconocerse que tampoco los editores, directores y concesionarios de medios coartaron o trataron de coartar el movimiento de sus chicos, por lo que todos deben merecer el más amplio reconocimiento.
No digo lo anterior con el espíritu de enfrentamiento y encono con el Gobierno del estado o alguna otra autoridad, sino con el de la defensa de los derechos del ejercicio profesional, de la libertad de expresión y manifestación, y de la fuerza de que debe hacer gala el periodista, pues él tiene otro poder, el llamado cuarto poder, que debe usar en defensa de las causas justas, y no hay nada más justo que reclamar por la suerte de un compañero plagiado, luego victimado mortalmente, y ahora porque su muerte quede plenamente esclarecida y se aplique estricta y severamente la ley a los culpables.
No recuerdo en mi ejercicio profesional de más de 40 años una movilización del gremio periodístico como el que se dio ahora tanto en el estado como en otras partes del país en solidaridad con un compañero. Es una gran lección y buen ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas. Y es un llamado de atención también para los poderes constituidos de que los viejos tiempos del sometimiento quedaron atrás.
Pero es posible, creo yo, con respeto, salvar cualquier diferencia con la prensa si se le informa con apego a los hechos y si se tiene tacto, sensibilidad y decisión política para tratar con ella. Ese es mi punto de vista personal. En eso creo.
De Javier Duarte, ojalá y aproveche para bien del estado el respaldo presidencial que se le da. Un día antes del anuncio de Peña Nieto, los delegados lo reconocieron. Ahora se entiende mejor por qué. Esperemos.