El desprecio social en contra de EPN y JDO
Antiguamente las conmemoraciones, masivos o festivales, eran realmente diseñados para la convivencia familiar. Los políticos en la actualidad, convierten estos festejos en escaparates, en actos totalmente mediáticos, donde hacen literalmente a un lado al ciudadano. Los Carnavales, Festivales y cualquier otro festejo masivo, son ya un negocio para quienes se mantienen en el poder, ganancias que jamás son reportadas y llegan a parar en el bolsillo de quien ostenta el poder en este momento.
Pese que el pasado 26 de marzo del 2014, el alcalde de Veracruz, Ramón Poo Gil anunció que se obtuvo una ganancia por las fiestas carnestolendas de un millón 600 mil pesos, -http://veracruz.quadratin.com.mx/Deja-Carnaval-de-Veracruz-mas-de-1-5-mdp-en-ganancias/- hasta el día de hoy, no ha explicado para que sería utilizado dicho dinero ni cuándo. El problema que pese a las ganancias que se obtienen por los parquímetros y los masivos, los veracruzanos continúan viendo las mismas problemáticas y no ha cambiado ni un apéndice el espectro ni las necesidades en el puerto de Veracruz.
Todo lo anterior lo comento amable lector, para sentar historia sobre como los gobiernos han “evolucionado” y han desvirtuado su estancia en el poder. Para quienes se encuentran en alguna posición política, adoptan la postura de que gobiernan a un pueblo de ignorantes, y por lo tanto, realizan reformas, toman acciones y producen leyes donde literalmente ignoran a los gobernados. Utilizan las legislaciones “a modo” y ante un cuestionamiento social, estos esgrimen todo el aparato gubernamental en contra de quienes pagan sus “sueldazos” y les sacian el hambre.
La conmemoración del “Día del Trabajo” es una muestra fidedigna de lo mal que están, quienes viven enquistados en el poder. A nivel federal, Enrique Peña Nieto por el miedo que le provoca estar en cercanía con el pueblo -pues ha padecido el desprecio de éste- “celebró” en Los Pinos, con servidores públicos.
En la ciudad capital, el gobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, sólo soportó media hora de “baño de pueblo” y desapareció casi de manera inmediata con su séquito. Su presencia enerva a los ciudadanos, además no soportó los cuestionamientos en torno a su “cómodo” –porque de “in” no tiene nada- hermano, quien fue señalado como uno de los principales defraudadores del estado. Las respuestas en tono molesto por parte del ejecutivo estatal, fueron criticadas en las redes sociales, pues éste sólo atinó a decir que no tenía nada que expresar y que dejaría que las autoridades “competentes” hicieran su investigación.
Ahora resulta. ¿Quién puede creerle que lo estén investigando?. Hasta gracia causa, pues ya casi vamos a creer que Luis Ángel Bravo Contreras, procurador General de Justicia en el estado, va a jalarle un poquito “el hilo” a todos los negocios turbios de la familia del gobernador. ¡Por favor!
En el municipio de Boca del Río, pues el desfile Miguel Ángel Yunes Márquez lo declaró acéfalo, pues de plano todos prefirieron irse a la revista en la ciudad capital, con el “gober”. Pero en el “pecado” llevaron la penitencia pues Javier Duarte de Ochoa, se desapareció casi de manera inmediata, dejándole el paquete a Américo Zúñiga Martínez.
El peor escenario lo tuvo el alcalde de Veracruz, Ramón Poo Gil, quien fue espectador de las “salvajes” acciones de los “granujas” de Pascual Lagunes Ochoa, quienes embrutecidos por el alcohol –los cuales llevaban cartones de cerveza, toritos y botellas- actuaron en contra de los periodistas, fotógrafos y camarógrafos, quienes realizaban una entrevista a su líder “charro”.
El alcalde bien gracias, observando el espectáculo, mientras que los comunicadores eran agredidos. Lo más indignante de estas acciones, es que los patanes de Lagunes Ochoa, se atrevieron a tocar a las compañeras periodistas, evidenciando la falta de cultura, la retrograda ideología machista de personas totalmente ignorantes y falta de ilustración alguna.
Imperdonable. Pero quien más culpa tiene es el alcalde de Veracruz, Ramón Poo Gil al conciliar que estos patanes embrutecidos por el alcohol participen en un evento tradicional. Sin ningún tipo de control sobre la seguridad de quienes presencia este tipo de actos, el munícipe no consideró en mantener a su “decadente y chafa” policía alerta. Ni tampoco, en poner lineamientos en las personas que participaban en los contingentes. Ahora veremos si el munícipe instruye a su “flamante” director de Gobernación para que ponga a disposición a los “infelices” que golpearon y se atrevieron a propasarse con las compañeras periodistas, y que Pascual Lagunes Ochoa responda por las acciones de sus orangutanes.
La ingobernabilidad de Veracruz
Lo ocurrido en el desfile por la “gentuza” de Pascual Lagunes, reflejan una falta de gobernabilidad en el puerto de Veracruz por parte del actual presidente municipal. Su tibieza, su falta de experiencia en política, son evidentes e inquietantes. Los veracruzanos continúan padeciendo las consecuencias de la imposición y el “dedazo” gubernamental y el municipio sigue sumido en la inmundicia en el que lo dejó Carolina Gudiño Corro, la peor presidenta municipal en la historia del puerto.
No dudamos que el señor sea un “exitoso” empresario. Pero el municipio no es un negocio, por lo tanto, su negligencia para conducirlo está siendo cada día más insoportable. Cuenta un periodista veracruzano que el Plan Desarrollo Municipal que envío Ramón Poo Gil al pleno es un literal plagio documento del ayuntamiento de Xalapa. De nada sirvió pues el “circo” de las consultas ciudadanas en los bajos del palacio, pues nada de lo que ahí se recogió, sirvió para diseñar este importante documento.
El mismo machote. Vaya dicen que éste fue capaz de cambiarle los errores que conformaban el Plan Desarrollo Municipal de Xalapa, y en la parte donde aludía a la ciudad capital, tampoco fue modificado. En fin, al parecer el presidente municipal de Veracruz era el típico estudiante que duplicaba las tareas de sus compañeros o copiaba en los exámenes.
Sólo es darse una vuelta al municipio, para percatarse que continúa sucio, descuidado, sin un programa de obras específico y mucho menos, con al menos una campaña de bacheo urgente. Todo igual, y hasta podríamos decir peor.
Lo más lamentable y notorio, es que al parecer el municipio sigue bajo el control de Carolina Gudiño Corro; pues esta, mantiene enquistados casi a todos sus “fieles” colaboradores y con lo que respecta al cabildo, controló en su totalidad a los regidores priístas, con personas muy cercanas a ella. Su querido “marido”, ahí podemos verlo gozando del erario público, sin pena ni gloria, pues sólo abre la boca nada más para llevarse alguna “botanita” que sirven en cada sesión que realizan.
Podemos considerar que Ramón Poo Gil está cayendo en la mediocridad. Muchos empresarios aluden que éste es un “formidable” administrador comercial, pero como político se ha visto muy corto y gris.
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