¿Qué les advirtió Peña a los gobernadores?

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-10-15

En el siglo pasado, en Xalapa hubo un periodista, hoy ya fallecido, que cuando en plática entre colegas se hablaba de un prominente propietario y director de un diario local y de su estado de salud, que comenzaba a deteriorarse, decía que él le pedía a Dios que lo dejara vivir muchos años. Sorprendidos, los demás, extrañados, le preguntaban cómo pedía eso si cuando había trabajado en su periódico lo había tratado mal; en la lógica de ellos, debía desear que se muriera pronto. Pero precisaba el otro: no, para que pague en vida todo lo que ha hecho.
A raíz de lo sucedido en Iguala, Guerrero, hay voces mayoritarias que piden que se vaya Ángel Aguirre Rivero de la gubernatura, aunque algunos actores políticos y uno que otro columnista, o articulista, se pronuncian porque continúe, para que responda por su responsabilidad (o irresponsabilidad) de los hechos que han dañado gravemente la imagen de México ante el mundo y le han creado al presidente Enrique Peña Nieto la peor crisis en lo que va de su sexenio.
Hay una versión de que el viernes en Aguascalientes, durante la 47 reunión ordinaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores, hubo una reunión que no existió, esto es, fuera de la sesión sobre la que se difundieron fotos y videos, en un momento dado tuvo lugar una encerrona entre el presidente y los gobernadores y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, sin ningún testigo más, en la que el mexiquense les habló fuerte. Esta versión me la dio un amigo regularmente bien informado con quien desayuné el sábado.
En su columna de ayer en Excélsior, Jorge Fernández Menéndez publicó (“Guerrero: el enojo de Peña en la Conago”) que el mexiquense “estaba un poco más que molesto” porque no había asistido Aguirre Rivero y porque lo sucedido en Guerrero había dado al traste con una política seguida durante casi dos años para desactivar los temas de seguridad y hacer crecer la confianza en la economía y el desarrollo del país a partir de la agenda de reformas.
Suena lógico si así fue, pues hoy nadie habla ni se acuerda de las reformas peñistas y todo el mundo, tanto en México como en el extranjero, se ocupa de lo ocurrido en Iguala, Guerrero, hay expectación mundial por la suerte de los normalistas desaparecidos, a lo que se suma el escándalo mediático e internacional por la ejecución de jóvenes a manos de soldados en Tlaltlaya. El impacto positivo por las reformas, que duró muy poco, voló por los aires.
Pero Fernández Menéndez habla de una “parte privada de la reunión”, que confirmaría lo que se me dijo, en la que “el reclamo… fue airado y la demanda concreta: que los gobernadores se aplicaran, que se metieran en la depuración de sus cuerpos policiacos y que dieran solución a los problemas”. Recuerda que Peña declaró también que se castigaría la omisión de los mandatarios en sus labores.
¿Qué, exactamente, les dijo Peña a los gobernadores? ¿Qué les reclamó o reprochó? ¿Qué les advirtió? ¿Cómo serán las cosas de aquí en adelante?
En su columna de ayer, “Punto de Vista”, el compañero Filiberto Vargas Rodríguez, hasta hace unos días director de Prensa del Gobierno del Estado, comenta acerca de una reunión de gabinete el lunes temprano en la Casa Veracruz en la que el gobernador Javier Duarte de Ochoa pidió a sus colaboradores que mantengan bajo perfil en los medios y que no den pie, motivo, razón para que se generen escándalos mediáticos, que se concentren en sus obligaciones y que dejen para momento más oportuno labores de proselitismo. “Está estrictamente prohibido utilizar programas y recursos del gobierno para ganar simpatías políticas. Quien sea sorprendido en esas prácticas, ya podrá estarse despidiendo de su trabajo… y de su candidatura”.
Todos sabíamos que desde el año pasado varios de ellos hacían precampaña en forma disfrazada con el pretexto de desarrollar programas de sus dependencias, pero, en efecto, a partir de ayer, los que andaban picando piedra y habían descuidado sus responsabilidades oficiales, que hacían como que trabajaban pero que sólo iban unas horas a sus oficinas y en cambio andaban repartiendo en las colonias y comunidades láminas, colchonetas, mesabancos, cemento, etcétera, etcétera, se frenaron de sopetón y dejaron de hacerlo, en parte acusando al secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, y al coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos, de estar golpeándolos mediáticamente para favorecer determinados intereses.
Me llamó la atención que Fili dice que Duarte les pidió a los secretarios de despacho que “saneen” sus expedientes. ¿Tiene esto que ver con alguna advertencia del presidente? El gobernador no es el responsable del comportamiento personal de sus colaboradores, pero en tanto miembros de su gobierno y que pudieran involucrarlo en algún problema además, su llamado es obligatorio, aunque lo que se sabe es que de todos modos inteligencia federal tiene un expediente completito de todos y cada uno con el apoyo del SAT, incluyendo sus números de cuenta y movimientos bancarios diarios, sus bienes patrimoniales incluyendo los mal habidos, en fin, que podrán pasar el borrador en sus cuadernos pero no en la bitácora federal.
Recién habían ocurrido los hechos en Iguala cuando el presidente Peña Nieto dijo que respaldaría las labores de seguridad en Guerrero y fue contundente: sostuvo que hay coordinación de su gobierno con los estatales, “pero también es muy claro que el gobierno federal no puede sustituir las responsabilidades que tienen los propios gobiernos estatales”. Cabe suponer que esto se los repitió en Aguascalientes y quién sabe en qué tono.
Peña, pues, tampoco querrá que se vaya ningún gobernador, sino que respondan por lo mal que están sus estados; que no se mueran pronto sino que vivan muchos años para que paguen en vida lo que han hecho. Ahora va quedando claro que es engañoso que visitas a los estados y saludos en reuniones signifiquen respaldo, protección, paternalismo, apoyo incondicional, consecuencia, tolerancia, impunidad, simpatía o amistad, que, ya lo ha dicho en dos ocasiones Peña, el presidente no tiene amigos.
Así que si ahora usted va a alguna secretaría y se encuentra con la novedad de que el titular está, y que además por fin lo recibe y que además lo trata en forma atenta, no se extrañe, ya sabe por qué.
¿La tormenta “Armando”?
En una agradabilísima comida ayer en Coatepec, de esas que no quisiera uno que se acabaran por el gran ambiente, completado por la música en vivo de antaño, entre veras y bromas se decía que Noemí Guzmán Lagunes debería estar en alerta gris porque se le podría aparecer la tormenta “Armando”. Y es que Armando López Contreras sentó a su mesa al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Alberto Sosa Hernández, al asesor de éste y declamador Rubén Darío Mendiola Solano, a Carlos Hernández padre, hombre fuerte de Finanzas, de Teocelo, al dirigente cetemista y petrolero Carlos Vasconcelos, de Coatzacoalcos, y a periodistas columnistas como Orlando García Ortiz, Sergio González Levet, Gustavo Cadena Mathey, Alfredo Bielma Villanueva, Pompeyo Lobato Ortiz, Hipólito Cuevas, Felipe Hákim, Raymundo Jiménez y José Ortiz Medina, entre otros, y no faltó quien dijera que Armando sería una buena opción del PRI para la candidatura a la diputación federal por el distrito de Coatepec-Perote, además de que cuenta con la simpatía del senador José Francisco Yunes Zorrilla. Todos estuvieron de acuerdo. El tricolor tiene otra buena opción ahí.