CLAROSCUROS
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Hasta el lunes 05 de marzo, en el distrito electoral federal de Acayucan, todos se preguntaban: ¿quién ganará las elecciones de julio próximo?
A partir del martes 06 de marzo, en el mismo distrito electoral federal acayuqueño la nueva pregunta es: ¿quién ordenó la muerte de Gregorio “Goyo” Barradas Miravete?
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Ambas preguntas son importantes, pero entre una y otra hay una distancia y peso del tamaño del planeta.
O del tamaño del cariño que se le haya tenido a “Goyo” Barradas.
O del tamaño del respeto que le inspire a cada quien el recuerdo de un buen hombre que fue arteramente asesinado por órdenes de personas hasta hoy no identificadas; por lo menos oficialmente.
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Recién asesinado el Alcalde Electo de Juan Rodríguez Clara, en la región piñera del sur de Veracruz su viuda y madre de su único hijo, la joven Xóchitl Tress de Barradas, lloró frente a la tumba de su esposo y acusó a la entonces alcaldesa de “Rodríguez Clara”: Amanda Gasperini, de haber ordenado la muerte de “Goyo”.
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De origen humilde, de apenas 27 años de edad, Gregorio “Goyo” Barradas Miravete murió en la plenitud de su juvenil existencia.
A esa edad, “Goyo” ya había sido diputado federal tras obtener el triunfo en las elecciones del 2006.
Carismático, muy activo, político nato, entre sus gestiones como legislador logró que un Tecnológico originalmente proyectado para Ciudad Isla, finalmente se colocara en su natal “Juan Rodríguez Clara”.
También aterrizó recursos millonarios del gobierno federal para la construcción de un estadio en su pueblo, a partir de su relación con el ex futbolista Carlos Hermosillo; a la sazón titular del sector deportivo en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Siempre bajo las filas del PAN Barradas Miravete buscó la Alcaldía y obtuvo un segundo triunfo electoral sin problema alguno.
Amante de los caballos, enamorado de Xóchitl Tress, Barradas Miravete se había convertido ya en la ilusión política del pueblo rodríguezclarense.
Fuera del pueblo al que gobernaría apoyado con sus relaciones a nivel estatal y federal, a “Goyo” Barradas se le vaticinaba un futuro prominente.
Sería Diputado Local y participaría pronto en la dirigencia estatal del PAN, se calculaba.
“Goyo” era un gallo demasiado grande para los corrales de “Rodríguez Clara”, opinaban los observadores políticos.
Era de esa clase de líder natural que no nace muy seguido.
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Por todo esto, su muerte fue tan dolorosa como repentina; tan pesada para su entorno local, regional, estatal y federal, como simbólica, llena de signos ominosos.
Por todo esto, no extraña en absoluto que en el “Rodríguez Clara” de hoy, a la entrada del pueblo se ubique una estatua de “Goyo” Barradas a caballo, con su sombrero y la figura gallarda que el hombre lucía durante su fresca vida cotidiana.
Además de la estatua, están las calcomanías que lucen muchos carros en el pueblo, con la leyenda: “Mataron la democracia. No mataron a “Goyo”.
Tampoco sorprende el “Gallo” que forma parte del logo del Ayuntamiento actual.
Ni la invitación a continuar con los ideales de Barradas para su lugar natal.
No es una exageración decir que el pueblo de “Juan Rodríguez Clara” era uno antes de “Goyo” y uno muy distinto después de él.
Allí, se le extraña en cada esquina y en cada pedazo de hectárea sembrada de piñas y de sueños.
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Las fotografías que se difundieron el martes 6 de marzo pasado, remiten de inmediato a la pregunta sobre ¿quién mató a “Goyo” Barradas.
En esas fotos su viuda, la hoy candidata del PAN a la diputación federal por el distrito XX de Acayucan, Xóchitl Tress, aparece en circunstancias amorosas con el diputado federal Rafael Rodríguez.
Cada quién su vida, se dirá.
Bien.
El caso es que Rafael Rodríguez González, es esposo de Amanda Gasperini Bulbarela, ex alcaldesa de “Juan Rodríguez Clara” a la que Xóchitl Tress acusó de ser la autora intelectual de la muerte de su esposo.
Aquella acusación –de hecho- alcanzó a Rafael Rodríguez, como el otro potencial autor intelectual de la muerte de “Goyo”.
¿Cada quién su vida?
Si, ex correcto.
Sólo que en este caso, la viuda de un Alcalde electo aparece con el torso desnudo y besándose con un diputado federal al que directa o indirectamente acusó meses atrás de haber mandado asesinar al padre de su hijo.
Ya sabemos que en la política, la palabra moral se refiere a un árbol que da moras.
Ese no es el punto; al menos, no en este texto.
Aquí planteamos algunas dudas en torno a un galimatías lleno de dolor, de sangre y de poder.
- ¿Quién ordenó la muerte de “Goyo” Barradas?
- ¿Xóchitl Tress sabe o siempre supo algo que no ha compartido con las autoridades?
- ¿La viuda de Barradas Miravete es víctima de un “cuatro” político/amoroso que le puso el diputado Rafael Rodríguez?
- Nada de lo anterior. ¿Sólo ocurre que Xóchitl estaba desconsolada y tras arrepentirse de sus señalamientos en contra de Amanda Gasperini, casualmente encontró consuelo en su marido?
- ¿Las fotos de Xóchitl Tress son un montaje o son reales y son muy sus fotos, muy su desnudez, muy su pasión y muy su gusto por tomarse la foto besando al señor diputado que la consuela?
- ¿Xóchitl sigue pensando que Amanda Gasperini mandó matar a “Goyo” y se desquita seduciendo a su marido; que en sentido estricto le parece más bien feo?
- ¿Con este escándalo se demuestra que Amanda Gasperini siempre ha sido una víctima, tanto de un marido infiel como de una viuda que miente?
- ¿Xóchitl pierde las elecciones desde ahora?
- ¿El PAN le quitará su candidatura porque es un partido alejado del pecado?
- ¿Josefina Vázquez Mota vendrá a Rodríguez Clara y levantará la mano de Xóchitl para demostrar que sólo es una víctima de photo shop?
- ¿Rafael Rodríguez subirá a la Tribuna en la Cámara de Diputados y gritará: compañeros legisladores, el que esté libre de ser infiel que tire el primer condón…?
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Salvo demostración en contrario, yo creo que en el distrito de Acayucan el arroz ya se coció.
La pregunta que se escuchaba hasta el lunes 5 de marzo, ya quedó contestada: el PRI ganará las elecciones de julio venidero; a menos que el PAN cambie de candidata o Xóchitl reciba suficiente dinero de parte de Rafael como para comprar miles y miles y miles de votos; o Regina Vázquez Saut cometa un error peor a los muchos cometidos por su rival.
O bien, que la joven Tress contrate a un buen asesor electoral y se convierta en la viuda mártir.
Hablando de perversidades, por cierto, al asesor lo podría recomendar el diputado Rafael.
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En términos personales el affaire de Xóchitl y Rafael es un asunto de ellos y quienes les rodean.
En términos políticos el tema es pasajero, intrascendente, anecdótico y se reduce a pensar que tal o cual partido tendrá una diputada menos o una diputada más.
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Yo sigo pensando que el pueblo de “Juan Rodríguez Clara” dio un giro a su historia a partir de la trayectoria pública de su hijo más destacado.
Y a la memoria notable y destacada de ese gallo, nadie le puede quitar una pluma.
La vida es simple: algunas de sus semillas florecen eternamente.
Y algunas de sus semillas nunca germinan y desaparecen junto al polvo del olvido.