HURACÁN, PESADILLA DEL PLATAFORMERO

Columna sin nombre Pablo Jair Ortega www.columnasinnombre.com pablojairortegadiaz@gmail.com 15 de AGOSTO de 2012

César Augusto Vázquez Chagoya

Pasillos del Poder

2012-08-15

Frente a la costa de Campeche, en las aguas del Golfo de México, se encuentran cientos de plataformas petroleras. Algunas pertenecen a Petróleos Mexicanos, otras son extranjeras. Son verdaderas ciudades flotantes donde los obreros de PEMEX viven 15 días (a veces más, cuando trabajan para compañías contratistas) para luego descansar 15 en tierra.

Son las plazas de trabajo más cotizadas de la industria petrolera por los altos salarios que se ganan en pocos días. Los que son trabajadores eventuales pueden llevarse, de acuerdo al trabajo realizado, una pequeña fortuna suficiente para vivir por meses.

Aquí se conoce al "chango" o "changuero", quienes son los que trepan en la parte más alta de las torres de las plataformas para realizar maniobras. El buzo soldador también es de los mejores pagados por el alto riesgo que conlleva sumergirse en aguas profundas y enfrentarse hasta con la barracuda.

Desde varias partes del país, pero en especial de estados del sureste (donde se asienta la mayor actividad petrolera) llegan miles de personas diarias a Ciudad del Carmen, Campeche, con la esperanza de poder ser llevados a las plataformas. Hay que estar muy "palanca" para tener contratos seguidos si eres obrero transitorio, y eso implica el tener la amistad con la dirigencia sindical o con el secretario de Trabajo que otorga los contratos. Se habla de que esas plazas se “aseguran” a cambio de miles de pesos.

Los que no pueden pagar un contrato oficial se refugian en compañías privadas que trabajan para PEMEX y de las cuales algunas dicen pertenecer a funcionarios de Petróleos Mexicanos, quienes venden servicios --contrato millonario de por medio-- a la paraestatal. Son estos obreros no ligados directamente a Petróleos Mexicanos quienes se quedan en algunas ocasiones más tiempo que los demás, y ganan a veces menos que los obreros de base.

De cualquier modo, la vida en las plataformas de PEMEX transcurre en medio de la inmensidad del mar. Volteas y no ves nada, sólo agua y más agua, si acaso un ave, un sol incandescente o una lluvia tropical. Hay quienes dicen que desde ciertos puntos se logran ver las luces de Cuba, otros que han captado estaciones de radio de la isla caribeña.

Todo sea por no parecer un náufrago en medio de la nada.

MAL TIEMPO POR ERNESTO

El huracán Ernesto es el primero que amenazó seriamente al Golfo de México en esta temporada de huracanes del año 2012. Veracruz es el estado que regularmente termina pagando la peor parte de las contingencias por los fenómenos de las lluvias, tormentas o huracanes, que se traducen en millones de damnificados, inundaciones bíblicas y muerte.

Este huracán pasó por la península de Yucatán, allá donde dicen que no va a pasar nada en caso de que se acabe el mundo. En Quintana Roo, las noticias fueron de desastres leves, sólo apagones; incluso hubo turistas que ni se inmutaron de lo que había pasado.

Muchos veracruzanos trabajan en plataformas. De hecho los sindicatos petroleros asentados en el sur de Veracruz tienen plazas fijas de trabajo en esos lugares tan remotos, lejos de lo que uno supondría su influencia laboral y política.

Hay hogares en Veracruz que han quedado enlutados por desastres como la inundación de la plataforma Usumacinta el 23 de octubre de 2007, cuando fueron evacuados cientos de trabajadores en embarcaciones de rescate conocidas como "mandarinas" (por la forma y color que tienen), que fueron embestidas por el furioso mar y regó los cadáveres de al menos 23 obreros plataformeros. Veintitrés hogares quedaron en luto por la pérdida de un padre, un hermano, un primo, un sobrino, un hijo, un amigo, todos los que se hicieron a la mar por una vida más digna

Desde entonces las familias de plataformeros ponen especial atención en los fenómenos meteorológicos, como los huracanes que pasan sobre las instalaciones de PEMEX asentadas en el mar. Muchas familias, en las horas cuando Ernesto pasaba por el Golfo de México, no durmieron pensando en si su familiar estaría bien resguardado de los vientos huracanados.

NO SABÍAN QUE ERA TORMENTA

"En la tele pasaron que nos habían evacuado al personal de plataforma de PEMEX y eso no fue cierto; y que eran rachas de 65 y tampoco es cierto", comenta uno de los obreros, quien pide, por obvias razones, el anonimato.

Se queja enojado por la psicosis que le causaron a sus familiares cuando dijeron en un medio de comunicación que se habían evacuado a las plataformas, lo cual fue falso.

Lo peor no fue eso, sino que el plan de emergencia que tienen para situaciones como la que pasaron en los recientes días, no fue aplicado de manera debida, principalmente porque en la plataforma Akal Lima ni se enteraron de la fuerza de "Ernesto" y lo manejaron como una simple tormenta, desnudando otra realidad: los vientos que decían ser de 65 kilómetros por hora, resultaron tener la fuerza de 160.

Todavía cerca de la medianoche del 8 de agosto, llamaron al personal de guardia en Akal Lima para ir al área de trabajo. Fueron a cerrar los pozos porque nadie les había dicho que no era sólo una tormenta leve, sino un huracán naciente.

Era precisamente ese 8 de agosto el día que era el cambio de guardia: personal de plataformas sería llevado a tierra firme y otra brigada entraría por 15 días para trabajar en alta mar, pero la entrada del huracán Ernesto les cambió los planes a cientos de obreros: el relevo sería hasta el viernes 10, por la tarde, en las "categorías críticas", y a los ayudantes hasta el sábado siempre y cuando lo permitieran las condiciones climatológicas.

Mientras, por el mal tiempo, a bordo no hay señal ni para hablar ni para ver la televisión.

"Veían que venía Ernesto en forma de huracán y no hicieron nada hasta el momento", sigue narrando el plataformero. " Lo bueno que no ha pasado nada fatídico".

COMIDA PÉSIMA

El plataformero es un obrero entrenado. Si bien no puede compararse con el marino, el trabajo le ha desarrollado rudeza, maña, seriedad. No es cualquier cosa aislarse en medio de la nada y demostrar que se puede trabajar lejos de los seres queridos y de cualquier signo de civilización.

Pero a diferencia de los legendarios banquetes en buques, los plataformeros a veces tienen que soportar un mal servicio: el de la pésima comida, que a pesar de las quejas y minutas ante la comisión mixta (personal de plataforma que verifica que se cumpla el reglamento de seguridad e higiene) no se hace nada por mejorar tal prioridad. La compañía que los atiende, de nombre Navia Lucero, es mala y todavía niega las acusaciones de los obreros.

Aunado a esto, la plataforma está sobrepoblada y ha enfrentado problemas de abasto en los alimentos. Hubo un momento donde se comió puro huevo y frijol. Ahora con el personal que no bajó a tierra por causas de “Ernesto”, se acumulan las necesidades básicas de sobrevivencia, lo que compromete principalmente a los alimentos.

JAULA DE ORO

En días pasados, a los plataformeros les tocó su peor pesadilla: enfrentar a un huracán. Es entonces cuando aparecen las deficiencias a la mexicana y se recuerdan tragedias como el de la plataforma Usumacinta.

"A veces nos pintan en una jaula de oro, pero en realidad es otro rollo", subraya quien platica sobre está situación. Que pareciera ser soñada por miles como una oportunidad única de trabajo, pero que a veces es diferente.

"Mas que nada es la gente de arriba, de alto nivel, que les interesa mas la producción que la seguridad"