AMPUDIA Y LA MAFIA DEL TOTONACAPAN
Pasillos del Poder
César Augusto Vázquez Chagoya
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3 de MARZO de 2013
César Augusto Vázquez Chagoya
Pasillos del Poder
2013-03-03
Como ha sido una costumbre del PRI en Veracruz, antes de hacer firme una candidatura, la exhibe ante la opinión pública para que salga lo bueno o malo de cada posible legislador o primera autoridad en los municipios. Este fin de semana circularon en varios medios de comunicación listas de precandidatos a legisladores que no necesariamente coincidían.
En las listas filtradas se encuentra uno con cada sorpresa. Unos se pasan de impopulares. Otros son demasiados buenos en las precandidaturas. Aparecen desconocidos para el pueblo, pero no para la clase política, etc.
Nos llamó la atención la precandidatura por Papantla de la desconocida Heidi Salazar Espinosa, y más nos asombra la pésima memoria de los políticos que en las muestras presenten a personas ligadas con el narcotráfico y homicidios, pero con lazos al que ya no le guarda --por conveniencia-- lealtad a Miguel Ángel Yunes Linares: el hoy subsecretario de Gobierno, Enrique Ampudia Mello.
La historia es vieja, pero se repite, ya que por más que se haga público, sigue la impunidad. Lo que más sorprende es que el gobierno le permita a Enrique Ampudia meter a la administración estatal a Guillermo Zorrilla Rivera como representante de la Subsecretaría de Gobierno en Martínez de la Torre, y en la lista de precandidatos por Tecolutla aparezca Fidelia Saldívar Sepúlveda, ex alcaldesa y esposa de Zorrilla.
En 1994, el secretario de Gobierno era Miguel Ángel Yunes Linares, así como también presidente de la Comisión Electoral Estatal (no existía el Instituto Electoral). Su mano derecha y operador era Enrique Ampudia Mello, en ese entonces director de Gobernación.
El cargo de Yunes venía de su nombramiento en diciembre de 1992. En el año siguiente, sacó de la cárcel a los asesinos de su amigo, el tres veces diputado federal, Demetrio Ruiz Malerva, hechos acontecidos el 26 de julio de 1986. Sólo seis años pasaron en la cárcel los hermanos Rodríguez Franco por la muerte del legislador.
Pero esa salida, Yunes-Ampudia se la cobrarían a los asesinos políticos del norte del estado en los últimos años. En ese 1994, Ángel Álvaro Peña, ex jefe de Giras del presidente José López Portilla, amenazó con irse al PRD si no le daban la candidatura de la presidencia municipal de Tuxpan.
La respuesta de Yunes-Ampudia fue rápida: los hermanos Rodríguez Franco le invadieron el rancho “El Yaki” a Don Ángel, además que le sembraron dos cadáveres. Álvaro Peña, sin dejar su posición, anunció su retiro de la contienda electoral por Tuxpan. Desapareció la invasión y los cadáveres quien sabe quiénes fueron.
Los Rodríguez Franco fueron y seguirían siendo efectivos para el dúo diabólico Yunes-Ampudia en el futuro.
En 1999, el 2 de abril, en la carretera federal Poza Rica-México, ya en el estado de Puebla, aparece muerto el alcalde de Coyutla Manuel Jiménez Rosas. Lo más raro del asunto es que se le encontró en un barranco del lado del chofer, cuando todos sabían que no manejaba.
Su hermana María del Carmen Jiménez Rosas, quien ya había sido alcaldesa de Coyutla, juró venganza, pero el 23 de julio del mismo año, en pleno centro de Poza Rica, Maricarmen fue acribillada. A pesar de un inmediato operativo policiaco, sus asesinos huyeron.
Días después, la Policía Judicial localizó en un taller de Papantla el carro donde huyeron los homicidas. El encargado del taller manifestó que el carro lo había llevado el secretario particular del diputado local Guillermo Zorrilla, Ricardo Pardo Mota, a quien nadie ve desde el día del asesinato.
A partir de esa fecha, el control político de Coyutla lo toman los hermanos Benito y Basilio Picazo Pérez.
Por los primeros meses del año 2000, se dieron una serie de ejecuciones en la región de Martínez de la Torre. El narcotráfico cambió de mandos y los adquirió Alfonso Allegretti Mejía, teniendo como personas allegadas a Guillermo Zorrilla, a los Picazo, de Coyutla; y a Rómulo Salazar, quien es originario de Misantla, pero tiene una juguera en Papantla.
Allegretti, de ser oficial de la Policía Federal de Caminos y delegado de Seguridad Pública Estatal, llega a ser el presidente del PRI municipal de Martínez de la Torre. En el 2003, tres valientes periodistas del noticiero radiofónico de la familia Manterola --entre ellos Jesús Sandalio Lechuga-- señalaron que tanto el dirigente del PRI municipal como el candidato a la diputación federal, Guillermo Zorrilla, eran narcotraficantes.
Las elecciones federales fueron el 6 de julio y, como diversión, el famoso Víctor Manuel Vázquez Mireles “Meme Loco”, acompañado de Adolfo “Chito” Mota, ex alcalde de Colipa; y de Gerardo Ortiz Artesán, de Nautla, entre otros acompañantes, se robaron una urna en San Rafael y la quemaron.
Después del chiste se fueron a tomar al puerto de Veracruz en pleno malecón, donde fueron aprehendidos por beber en la vía pública y estar armados. Sólo metieron a la cárcel al “Meme Loco” y dejaron libres a los demás.
El 13 de julio del 2003, desapareció Jesús Sandalio Lechuga. Dejó a su mujer y un pequeño niño con el recado de que iba al centro de Martínez de la Torre a ver a Alfonso Allegretti, presidente del PRI local. Nunca se le volvió a ver. El entonces procurador Pericles Namorado Urrutia manifestó que el periodista había huido a Campeche porque traía un carro robado.
La fotografía y datos de la desaparición de Jesús Sandalio Lechuga aparecen en el portal de “Reporteros sin Fronteras”, con sede en París, Francia. En el extranjero se recuerda su desaparición y en México es casi olvidado.
El 30 de abril del 2004, es asesinado Alfonso Allegretti Mejía por un comando armado y entre los primeros en llegar al lugar de los hechos fue Guillermo Zorrilla, quien no sorprendió su palidez en el rostro.
El 8 de abril del 2005, asesinaron al periodista Raúl Gibb Guerrero llegando a su casa en Poza Rica después de inaugurar su sucursal en Martínez de la Torre. Andando los “tundeteclas” protestando y pidiendo una ley de protección a los periodistas, fuimos testigos de que el 6 de mayo del 2005, los hermanos Basilio y Benito Picazo se hacían notar saludando a todo mundo en el café La Parroquia, de Xalapa.
No se sabía que en esos momentos asesinaban al ex síndico en la comuna de Basilio Picazo, Miguel Alfonso Vázquez quien, en conferencia de prensa previa en Xalapa, había anunciado que presentaría las pruebas de los desvíos económicos en el ayuntamiento por parte de Basilio.
Los asesinos del ex síndico fueron detenidos y uno de ellos estaba escondido en la bodega de la planta de cítricos de Rómulo Isael Salazar, sobrino de su esposa, con apellido Rodríguez Franco. Basilio huyó, pero ya sabe usted lo que pasa cuando hay tanto cambio de procuradores y ahorita anda como en su casa, caminando en el mundo, gracias a un amparo federal.
En el 2010, en la lucha entre Yunes y Duarte por la gubernatura, los Picazo, Rómulo y Zorrilla se vieron obligados a estar en los mítines del PRI, aunque apoyaran a Miguel Ángel Yunes Linares, cuyo coordinador de campaña fue precisamente Enrique Ampudia Mello, hoy subsecretario de Gobierno.
Todos ya tienen sus recompensas: Guillermo, representante de la Subsecretaría de Gobierno en Martínez de la Torre; su esposa, con muchas posibilidades de ser la alcaldesa de Tecolutla; Rómulo Salazar anda proponiendo a su hija para diputada local. Basilio o Benito van a ser de nuevo alcaldes en Coyutla.
No hay memoria política. Existe cinismo político. Hay impunidad política y seguirán los muertos en el Totonacapan.