La incultura de nuestros políticos

“Si yo hubiera sabido que me hijo iba a ser presidente de la república lo hubiera mandado a la escuela”.

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2011-12-06

Esto dice Bendición Alvarado, la madre de Zacarías (su nombre se menciona una sola vez en toda la obra), el anciano general personaje principal de El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, un dictador sin educación escolar y sin cultura que llega al poder mediante un golpe militar. Lo traigo a cuento para significar cómo en esta obra el Premio Nobel de Literatura hace una caricatura de los gobernantes latinoamericanos (la novela se desarrolla en un país ficticio a orillas del Mar Caribe) incultos, lo que es toda una tradición, y lo traigo a cuento porque Enrique Peña Nieto ha confirmado la regla y no ha sido la excepción.
El mexiquense precandidato priista a la Presidencia y virtual candidato y casi seguro próximo Presidente de México, confirmó la incultura que caracteriza a los políticos mexicanos. En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el sábado cuando le pidieron que recordara tres libros que lo han marcado como persona, respondió que la Biblia, La Silla del Águila, que atribuyó al escritor Enrique Krauze cuando es obra de Carlos Fuentes… “Y otro que no recuerdo”.
Su respuesta denota que ese fue un recurso para salir del embrollo en que lo metieron y que si mencionó la Biblia fue porque acaso de niño y de adolescente leyó algunos pasajes cuando iba al catecismo o cuando formó parte de las pandillas religiosas; que si le hubieran pedido que mencionara cuál es el argumento de La Silla del Águila no hubiera sabido qué decir y del “otro que no recuerdo”, no lo recuerda porque nunca ha leído ningún libro. Su respuesta hizo que enseguida en la red circulara el siguiente comentario, entre otros: El copete no quita lo ignorante.
Así, de entrada, Peña Nieto ya se colocó en línea con el inefable Vicente Fox Quesada, célebre por aquel “José Luis Borgues” dicho en el Congreso de la Lengua Española en Madrid ante el Rey Juan Carlos de España, donde le cambió el nombre al escritor argentino Jorge Luis Borges, al llamarlo José Luis Borgues, o cuando afirmó el 30 de enero de 2007 en una conferencia en Los Ángeles que “América Latina debe huir de la dictadura perfecta, como lo dijo el premio Nobel colombiano de Literatura, Mario Vargas Llosa", quien para entonces no había recibido el galardón pero quien además es peruano.
Pero también Ernesto Cordero Arroyo, panista que nos quiere gobernar, quiso confirmar la regla y al criticar al priista hizo igual el oso al confundir a la escritora Laura Restrepo y cambiarle el nombre por el de Isabel Restrepo. O sea, puras vergüenzas.
Nuestros políticos son incultos pero además, siéndolo, rehuyen, se niegan a cultivarse. En “Prosa aprisa” del pasado 23 de mayo (“Desdén por las ideas, por el pensamiento, por la cultura”), escribí: “La que concluyó ayer domingo, en Xalapa, fue una semana verdaderamente excepcional porque con motivo de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2011 se dieron cita en la capital del estado gentes de ideas, inteligencias, talentos, estudiosos, investigadores, hombres y mujeres dedicados al pensamiento, a la cultura; con sensibilidad para desarrollar las diversas disciplinas de las artes, veracruzanos, mexicanos excepcionales que han dejado por escrito el resultado de sus trabajos y que vinieron a ofrecernos la oportunidad de acercarnos, así haya sido por algunas horas o algunos minutos, a la pluralidad del pensamiento, a las novedades que permean la vida cultural del país”.
“Lo que nuevamente me llamó la atención entre tantas cosas que atraían la atención fue el desdén, el desdén atávico, el rechazo de los políticos a las ideas, a la confrontación de ideas, a lo mejor del pensamiento, a la cultura: nunca vi a ninguno ni del ejecutivo ni del legislativo ni del gobierno municipal pararse por la Casa del Lago así haya sido por error”.
El 10 de octubre pasado, también en esta columna, al concluir el Hay Festival 2011 (“De vuelta, a la triste realidad”), consigné: “Nunca, por lo menos donde estuve, salvo Leticia Perlasca, se presentó un funcionario, uno solo, en su calidad de oyente. Confirmo lo que escribí en la pasada Feria del Libro: no les interesa la cultura. O ya lo saben todo. No les interesa escuchar al otro así el otro sea el más culto, el más inteligente, el más creativo, el más innovador, el más pensante, el más célebre reconocido en todo el mundo. Pensé que era sólo a los críticos a los que no se quería escuchar”.
El precandidato priista fue a la Feria en Guadalajara a presentar su libro México, la gran esperanza, y con la cultura que mostró ya se puede imaginar uno el talento que posee para ser capaz de escribir un libro. Sin embargo, dada la lambisconería, no me extrañará nada si la obra se convierte en un best seller y se agotan varias ediciones. Pero, también, dada la cultura de que dio muestra, ya nos podemos ir imaginando cómo le irá al país en el terreno cultural. Bendito México con estos políticos incultos nuestros.
Por fortuna, hay una importante comunidad mexicana de lectores, muchos, miles de niños, adolescentes y jóvenes, como se demostró en la Feria en Guadalajara, lo que hace que encaje bien lo que escribió el enviado del diario EL PAIS de España, Luis Prados, el pasado 27 de noviembre: “Las letras contra las armas. La inauguración ayer de la Feria Internacional del libro (FIL) de Guadalajara (México), la más importante del mundo de habla hispana, a las 48 horas del hallazgo de 26 cadáveres arrojados por los carteles del narcotráfico en unas calles próximas, representa el modesto y democrático triunfo de la cultura sobre el exhibicionismo de la violencia, la victoria de la libertad sobre la intimidación”. Yo creo que no sólo representa un modesto y democrático triunfo sobre el exhibicionismo de la violencia, la victoria de la libertad sobre la intimidación, sino también un no muy modesto triunfo sobre nuestros gobernantes y sobre nuestra clase política encabezados por el propio presidente Felipe Calderón, quien ni por equivocación o por vacilada se ha atrevido a ir a la Feria a hacer como que compra un libro, aunque sea para la foto, en los cinco años que lleva de su mandato y menos a escuchar a la inteligencia, al talento, a las ideas, a la creatividad, a la cultura, a lo mejor del pensamiento. Peña Nieto precandidato aunque fuera para hacer el ridículo pero ya fue.
Por su desdén para todo lo que huela a cultura, nuestros políticos y nuestros gobernantes bien merecidos tienen los obuses que les lanzó el escritor Fernando Vallejo, al recibir el Premio FIL de Literatura, de los que di cuenta el martes pasado. Se merecen eso y más.
Una cosa que sí se tiene que reconocer del copetudo: que por lo menos aguantó vara ante la lluvia de críticas que le llovieron por parte de tuiteros por el error que cometió y hasta les “agradeció” que lo hicieran. "Estoy leyendo los tweets sobre mi error de ayer, algunos muy críticos, otros incluso divertidos. Agradezco todos. Sigamos trabajando por México", se lee en su cuenta @EPN. Mañana continuaré con el tema.