Esta semana es crucial para el gobierno de Enrique Peña Nieto y para la marcha del país.
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2013-09-09
Todo indica que se agotan las posibilidades de un arreglo con base en la negociación para que los maestros que se oponen a la Reforma Educativa vuelvan a las aulas, despejen los sitios públicos que tienen tomados en diversas ciudades del país y se restablezca la paz pública.
Al tiempo que dialogan en Gobernación, los inconformes juegan también un pulso con el Gobierno y las posiciones están ya muy definidas y encontradas. El presidente Enrique Peña Nieto ha sido ya muy claro y preciso: no hay marcha atrás en la reforma, mientras que los maestros disidentes insisten en que se anule y anuncian más movilizaciones y bloqueos.
En el pulso que juegan, que hasta ahora el Gobierno ha querido que sea o parezca parejo, la fuerza está muy claro quién la tiene, y yo no dudo que la va a usar de seguir las cosas como van.
Dos hechos ponen los pelos de punta. En San Petersburgo, antes de iniciar el retorno al país el fin de semana, Peña Nieto insistió ante la prensa que se agotará la vía del diálogo “para evitar la toma de otras acciones que están en las atribuciones del Estado mexicano”.
Y cuando se le preguntó si la ceremonia del 15 se llevará a cabo en Palacio Nacional, como todos los años, no dejó ninguna duda: “es una tradición y fiesta de los mexicanos. Espero que quepa la prudencia y el respeto a la fiesta tradicional mexicana”.
Esas otras atribuciones no son más que el uso de la fuerza y ese llamado a la “prudencia” no se puede entender de otra manera más que o desocupan el Zócalo para el “Grito” del 15 o los vamos a desalojar.
En respuesta, el sábado se acordó la realización de una megamarcha para el miércoles con la participación de 60 sindicatos y no huele nada bien que se involucren ya otros grupos como la Coordinadora 1 de Diciembre; Acampada Revolución y la Juventud Anticapitalista, Socialista y Revolucionaria, según publicó el diario Reforma. A los maestros se les puede salir de control su movimiento.
El sábado mismo hubo otro signo inequívoco de que si el lunes 16 los docentes intentan desquiciar la Ciudad de México e impedir el desfile, las Fuerzas Armadas van a pasar sobre ellos. Ese día dieron una demostración de fuerza durante un ensayo que llevaron a cabo en el Campo Militar Número 1, como lo mostraron las fotografías que se difundieron.
¿Acaso las Fuerzas Armadas se están preparando con todo esmero como para que a la mera hora los maestros les impidan salir? Pero, además, ¿estarían dispuestas a hacer el ridículo ante los ejércitos de Argentina, Belice, Brasil, Canadá, China, Ecuador, El Salvador, Rusia, Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú, que van a enviar agrupamientos a participar en los festejos por el aniversario de la Independencia pero también por el Centenario del Ejército?
A mi juicio, los maestros de la CNTE y sus aliados han estirado ya demasiado la cuerda que se puede reventar en cualquier momento, máxime que anuncian para el miércoles el cierre de fronteras.
Sin ser un experto, de una cosa se puede estar seguro: Peña Nieto no va a ceder ni va a dar marcha atrás. Si lo hiciera, entonces ya nadie le tendría respeto, cualquier grupo saldría a las calles para oponerse hasta a algún bando municipal para echarlo abajo y se perdería el principio de autoridad. Al presidente, entonces, sólo le quedaría dimitir al cargo. Ahora ya no se trata sólo de la salud de la Reforma Educativa sino de la viabilidad misma del Gobierno.
Creo que están calculando mal los docentes inconformes. Pienso que ya están jugando con fuego.
Considero que está llegando o ha llegado el momento de actuar con la mayor responsabilidad, de una parte y de la otra. Si se llegara al uso de la fuerza, si no encuentran una salida con base en el diálogo y en el acuerdo, muchos van a salir lastimados. Sinceramente me preocupan las mujeres, las maestras, que creo, estoy seguro que muchas actúan de buena fe y creen en sus líderes, que las están llevando al extremo.
(El sábado, en medio de la lluvia, sobre las dos de la tarde, me interné entre los manifestantes y pude advertir rostros que acusan ya el desgaste físico, en especial entre las maestras. Sentadas en el piso algunas, incluso demuestran hastío, con la mirada perdida, mientras alguien desde un altavoz trataba de animar a todos a que no desfallecieran, a que tuvieran ánimo.)
Los inconformes están en todo su derecho de manifestarse, pero no en el de dañar los intereses de terceros, de los ciudadanos, de alterar la vida pública del país. Y si llega un momento decisivo, no creo que la mayoría de la población los va a apoyar cuando están dañando a comerciantes, restauranteros, a transportistas, a empleados, a niños, a padres de familia, a todos.
(El presidente de la Canaco-Servytur de Xalapa, Ernesto Pérez Astorga, se quejó ayer que por los bloqueos tienen problemas para pagar la nómina; que por el bloqueo frente a la SEV y la Plaza Américas las ventas se cayeron en un 70% y que en el centro las pérdidas son superiores al 60%, según se publicó en el portal alcalorpolitico.com.)
En el 68, Díaz Ordaz se cerró al diálogo y respondió con la fuerza, con el Ejército. En el 13 del siglo XXI, Peña Nieto abrió y mantiene abierta una mesa de negociación en la Secretaría de Gobernación. El tiempo de agota por las circunstancias que se presentan. Los de la CNTE ya exhibieron ayer su radicalismo cuando ni siquiera a alguien que los ha defendido, como Andrés Manuel López Obrador, le quisieron ceder el Zócalo para su mitin ante reforma energética.
Los manifestantes le están causando tanto daño a tantos (en la Ciudad de México miles no pueden ni siquiera llegar a sus viviendas con su carros; cientos de viajeros tienen que caminar kilómetros con sus maletas para llegar al aeropuerto; comerciantes, hoteleros y restauranteros sufren severas pérdidas económicas al igual que taxistas y otros prestadores de servicios, etc.) que su lucha no tiene respaldo popular y los afectados, que son la mayoría, el resto de la población, hasta van a terminar aplaudiendo al Gobierno cuando use la fuerza y les devuelva la normalidad en su vida diaria.
Si el Papa ayunó y oró el sábado por la paz en Siria, Medio Oriente y el mundo entero, creo que es momento de que nosotros lo hagamos, también por la paz en el país. Y que llegue y quepa la cordura.
Pepe Yunes, ayer, en lugar de honor
Ahora viene el desglose y el análisis financiero pero también social y político del contenido de la Reforma Hacendaria y del Paquete Económico 2014 que entregó ayer el secretario de Hacienda Luis Videgaray Caso al Congreso de la Unión y sobre el que dio un mensaje el presidente Enrique Peña Nieto.
A Videgaray lo acompañó a la entrega del documento el senador José Francisco Yunes Zorrilla. Ambos se reunieron previamente y luego llegaron juntos a la Cámara de Diputados. Más tarde, durante el mensaje presidencial desde la residencia oficial de Los Pinos, el peroteño ocupó posición de honor frente al mandatario como presidente de la Comisión de Hacienda del Senado.
Al acto también asistió el gobernador Javier Duarte de Ochoa.