Pepe, Fidel, la diferencia

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-10-22

Publiqué ayer que si no hubiera sido por una “sugerencia” que le hicieron en la ciudad de México, el senador José Francisco Yunes Zorrilla no hubiera realizado el acto de informe de labores que celebrará el próximo domingo en el World Trade Center de Boca del Río.
Pepe, como lo conocen todos, tenía un poderoso argumento para ello: el actual es tiempo político del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Sabe que priistas y no priistas y sobre todo la prensa lo ven como seguro precandidato al gobierno del estado y que su presencia, quiera o no, hace ruido.
No quería, pues, hacerle olas al gobernador, máxime sabiendo la cercanía del Cuarto Informe de Gobierno y la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Pepe quería guardar las formas políticas y ser respetuoso con el jefe político del estado. Pero su “partido” le hizo una petición y la va a cumplir. Sólo así.
El viernes pasado, durante una comida en Lombardía, en su rancho en Perote, ante la presencia de un testigo de calidad como lo fue el delegado de la Secretaría de Gobernación, Alberto Amador Leal, ante un grupo significativo de columnistas políticos descartó cualquier connotación futurista, por parte suya, del acto del domingo.
El informe hubiera sido lo más discreto posible si no fue porque del centro del país le prepararon –y regalaron– toda la publicidad (en Toluca filmó y tuvo sesiones de fotografía) que mandaron fijar en todo el estado y que están pagando en medios.
Cuánto contrasta su caso con el del exgobenador Fidel Herrera Beltrán, de quien no se entiende su insistencia en seguir haciendo presencia pública en el estado como si continuara gobernando, faltándole al respeto político al gobernador Duarte.
Precisamente cuando éste requería –y le correspondían– todos los reflectores mediáticos por la visita del presidente de la república y un reconocimiento público que le hizo por su cuerpo de seguridad de elite, Fuerza Civil, el lunes se apareció Fidel en Coatzacoalcos, como en sus mejores tiempos de gobernador, para apadrinar el aniversario de un CBTIS, jalando reflectores mediáticos sobre él y robándoselos a su ¿ex? pupilo.
El martes, en la prensa compartían espacios, o Fidel se los disputaba a Javier. El exgobernador no es ningún principiante y menos un improvisado. Imposible pensar que no se da cuenta de lo que hace y el daño que le causa al otro. A Duarte lo que le sobran son críticos, enemigos políticos, malquerientes. Lo que necesita son apoyos, respaldos, hacerse de una buena imagen, que lo ayuden, no que lo expongan para que la opinión pública diga, como dice, que es Fidel el que sigue mandando, gobernando. Pero, por otra parte, lo ocurrido refleja también un vacío de autoridades estatales, municipales y educativas.
En 1972, ante el pleno de la Séptima Asamblea Nacional Ordinaria del PRI, celebrado el 19 de octubre en la ciudad de México, al asumir la presidencia del CEN, el ilustre tuxpeño veracruzano don Jesús Reyes Heroles, en un larguísimo discurso, un ensayo, un verdadero tratado de política, habló, entre otras cosas, de la necesidad de renovarse y planteó una “renovación permanente, circulación de la sangre, alta movilidad y defensa para que el político mexicano se libre de una especie de enfermedad profesional: creerse insustituible”. Dijo también: “El poder transforma, transfigura a los hombres, a unos para el bien y a otros para el mal; si se transfiguran para el mal, surgen los apetitos sin límites”. Con la visión que tenía, decía que se habían cometido errores y que “lamentablemente seguirá ocurriendo. La política es técnica de aproximación y no ciencia exacta”. Cuarentaidós años después, Fidel mantiene vigente su pensamiento y le da la razón.
Narran las crónicas periodísticas que, fiel a su estilo para llamar la atención, llegó en taxi al Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) 85, donde lo recibieron no sólo los alumnos, sino fidelistas. Lógicamente, el Tío llevaba obsequios para el plantel. El hombre, cual gobernador en funciones, recibió peticiones de la directora, quien, al igual que los alumnos, que llevaban ¡globos rojos! en la mano, le solicitó más talleres, laboratorios de mecatrónica, equipos de aire acondicionado, reparación de aulas y artículos para laboratorio (hágame el recavor fabrón, si él ya no es el administrador del estado), y en respuesta les tiró un rollo y ofreció mejoras para el plantel. En las fotos se le ve de pie, saludando desde el presídium con la mano en alto cual candidato o gobernador ante el aplauso de la concurrencia y recibiendo peticiones. La Fidelidad a todo lo que da.
Sendic Aguirre, de El Liberal, remató su nota con el siguiente párrafo: “Al final, pese a la insistencia de los reporteros, se negó a dar declaraciones, con el argumento del viejo proverbio de que 'calladito me veo más bonito' y así se evitó las preguntas incómodas, sobre el futuro del partido, su participación en las campañas futuras, si no le han robado frutsis o pingüinos, o sobre si pedirá una parte de las regalías a Luis Estrada, por la película la Dictadura Perfecta, que varias de las frases acuñadas por Herrera Beltrán se emplean como diálogos del gobernador Carmelo Vargas”.
Fidel, sin duda, robó cámara, sigue robando cámara cuatro años después de haber ¿dejado? el poder. Ni Dante Delgado, ni Patricio Chirinos, ni Miguel Alemán, los otros exgobernadores vivientes, jamás han cometido tal descortesía política con el gobernador Duarte. Fidel le sigue disputando reflectores, faltando al respeto. Gobernador, se supone, sólo hay uno, ¿o acaso no?
¿Amaga Héctor?
Vaya declaración ayer en el puerto de Veracruz del senador Héctor Yunes Landa. Según nota de Raymundo Zúñiga, del portal alcalorpolitico.com, dijo sobre su homólogo y sobrino putativo, José Francisco Yunes Zorrilla, respecto de su informe que rendirá el domingo: “Tampoco existe ningún celo entre Pepe y yo, es muy cercana la relación, no hay ninguna diferencia. Ninguna. Nosotros estamos unidos hasta que la convocatoria nos separe”.
Por fin. Habla de unidad pero amaga ya. ¿Qué quiso decir con eso de que “hasta que la convocatoria nos separe”? ¿Hay que entender que si él no es nominado candidato por el PRI se convertirá en enemigo político de Pepe? Habla ya de separación. No matiza diciendo que si Pepe es el ungido lo apoyará en aras de la unidad de su partido y hasta por su presunto nexo familiar.