A Xóchitl la dejarán sola…
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La veda marcada por el Instituto Federal Electoral (IFE) ha resultado como las llamadas a misa: va quien quiere.
Amarres, pactos debajo de la mesa, compra de líderes al interior y al exterior de los partidos; campañas disfrazadas; golpes bajos, piquetes de ojos y jalones de cabello al interior y al exterior de los partidos.
Todo mundo se mueve: en el PAN, el PRI y en el PRD.
No podría ser de otro modo: evitar que el IFE los “cache” es la misión de los operadores de precandidatos y aún de los propios aspirantes a formar parte del próximo Congreso de la Unión.
Y esto -desde luego- altera, modifica los escenarios previos a una campaña que será reñida en todos los niveles y en todo el país.
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En Coatzacoalcos -por ejemplo- Jesús Serrano Carrillo, candidato electo del PAN a la diputación por el Distrito Electoral 11, ha hecho sentir su presencia en las redes sociales y entre los liderazgos de grupos de su partido.
El resultado: un empuje notable en la precampaña del abanderado azul, frente al priísta Joaquín Caballero Rosiñol.
La confianza es un elemento peligroso y el abanderado de la alianza PRI/PVEM haría mal en dar por un hecho su triunfo el próximo mes de julio.
Una cosa es que su nombre haya sonado bien a la hora de su destape.
Pero otra cosa es que el triunfo esté en su bolsillo.
Aun falta mucho tiempo y don Jesús ha resultado un gallo respondón; nos informan.
Si el PRI echa las campanas al vuelo en Coatzacoalcos el panismo puede dar una sorpresa con el ex regidor y actual candidato electo en una contienda interna donde Serrano venció a José Uribe con toda la claridad.
Serrano Carrillo, en este momento, incluso está dejando atrás a un perredismo incapaz de sanar las heridas de sus tribus.
La política nos enseña que no sólo los guajolotes mueren en la víspera.
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Otro distrito donde las cosas cambiaron durante la semana que recién concluyó y pueden tomar un giro inesperado es el de Acayucan.
El escándalo político/pasional de la precandidata panista Xóchitl Tress viuda de Barradas puso a “parir cuates” a la dirigencia estatal de su partido.
Por sí sola, Xóchitl está lejos de constituir una figura de peso político.
La joven nativa de Ciudad Isla es heredera de un legado político de gran trascendencia en la distrito XX de Acayucan y en el panismo veracruzano: el que le dejó su esposo Gregorio “Goyo” Barradas.
Y ese legado, se considera, lo ha echado a perder.
Ante el escándalo de su presunta relación amorosa con el diputado Rafael Rodríguez, en la región piñera de Isla, Rodríguez Clara, Playa Vicente y José Azueta, la vinculación de la joven viuda con el esposo de Amanda Gasperín le ha restado una buena cantidad de respaldos a nivel de líderes de grupo del propio PAN.
En privado, panistas de Acayucan y municipios vecinos comentan: “la vida personal de Xóchitl se respeta como la de cualquier persona. Sin embargo, ella misma acusó a Amanda Gasperín de haber mandado matar a ´Goyo”. De allí, que no se entiende por qué la joven heredera del poder político de Barradas, participa de unä relación con los acusados de la autoría intelectual de su propio drama”.
El efecto, en concreto, es que en la región piñera los grupos de poder del PAN le dicen a quien desee escucharlos que su militancia panista está a toda prueba, pero a Xóchitl la dejarán sola…
Y esos ecos, resuenan hasta Acayucan, cabecera de Distrito y la reserva más importante de votos en aquella región.
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¿Josefina Vázquez Mota vendría al distrito acayuqueño y le alzaría la mano a Xóchitl en el contexto de un escándalo que nadie –hasta hoy- ha sido capaz de frenar?
La fotografía de Josefina junto a Xochitl representaría una imagen mediática de múltiples interpretaciones.
Todas ellas dependerían del momento en que ocurra –si es que sucede- pero sus antecedentes ya están dados y son negativos y riesgosos para la candidata presidencial.
Por eso la dirigencia estatal del PAN ha volteado hacia la actual suplente: la joven acayuqueña Dinorath Guirao Arvea.
¿Ahí está la solución del affaire político/piñero?
Quizá.
Por lo pronto, en tiempos de veda todo mundo de mueve y el PAN busca cómo regresar a la pelea en el distrito XX, donde a su candidata la tienen en cuenta de ocho; con potenciales daños colaterales para su abanderada presidencial.