LA NOCHE DE LOS SAPOS

Esta mañana del 14 de junio aparece muerto el periodista Víctor Báez Chino. Eran las 5 de la mañana, y su cuerpo fue encontrado exactamente en la avenida Úrsulo Galván, a una cuadra del Parque Juárez, en los momentos en que los voceadores de todos los diarios del estado encartan para su distribución.

Lo habían sacado de sus oficinas en la calle Chapultepec cerca de las 23.30 horas de la noche anterior, allá por la avenida Américas. Se hizo un operativo para su localización. Era director de la página de internet “Reporteros Policiacos” y encargado de la sección policiaca del diario Milenio El Portal, de Xalapa.

Las muertes se suman a otras que vienen desde el 2003, con la desaparición de Jesús Sandalio Mejía Lechuga, en Martínez de la Torre, y después caen periodistas de Veracruz, Xalapa, Acayucan, Poza Rica, Colipa y Chinameca.

Unos han sido tirados de aviones; otro bajó la ventanilla de su camioneta para que lo mataran; a uno de Orizaba lo pasan a recoger unos amigos a su casa para ahogarlo en un río; el más sangriento fue atropellado con su motocicleta y lo rematan a tiros; a uno se meten a su casa, ejecutándolo con su esposa e hijo menor.

Otro se sube a la camioneta equivocada y no aparece; después degüellan a una periodista; otro ejecutado y enterrado en Chinameca porque en su carro traía pegado los teléfonos para denunciar a los malosos; uno de Acayucan desaparece y cuando lo encuentran en una fosa común, ni sus familiares fueron a reconocerlo: así estaba mejor como desconocido, no fueran a matar al resto de la familia.

Viene la muerte de la periodista mejor de todos y rebelde, que es encontrada en su casa golpeada y estrangulada; a los 5 días matan a 4 que ya habían salido en videos en la guerra de los narcos; después el gobierno decreta creación de una comisión de protección a los periodistas.

Ante la muerte de Víctor Báez Chino, el gobierno anuncia medidas cautelares para los integrantes de “Reporteros Policiacos”; la Procuraduría General de la Republica se suma a la investigación.

En Veracruz, croan las ranas y sapos porque se acerca la lluvia. Mientras, más de mil periodistas se encuentran a la merced del crimen organizado. No se ha encontrado la forma de protegerlos, y en el asunto cada uno debe tener su códigos y hábitos de seguridad.

Pero lo más importante es que desde la cúpula del gobierno federal se deje de hacer la guerra unos contra otros. Ellos propiciaron el clima de violencia con el cuento de una lucha contra el narcotráfico, que está saliendo con más de 60 mil muertos, 10 mil desaparecidos y 160 mil desplazados.

Una guerra que se lleva pérdida y las fuerzas armadas en las calles, utilizadas también para acosar a gobernadores, policías estatales y municipales. Una guerra que se hace sólo contra un cártel y protegen al más poderoso, que hasta en la revista FORBES se luce como uno de los grandes millonarios del mundo.

Miedo, se llama miedo, que hay en todos los niveles de gobierno. Ya estará contento el presidente Felipe Calderón con su estado fallido, divididas las fuerzas armadas. Jueces de todos los fueros a expensas del crimen organizado. El único protegido o protegidos, son del primer círculo del presidente que se dice “valiente” rodeado de un Ejército. Deja una república destrozada y muchos periodistas muertos.