Silva Ramos

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2014-02-20

Una pregunta obligada ahora es si Alberto Silva Ramos al asumir la titularidad de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del estado continuará contemplado para ser candidato a diputado federal por su natal Tuxpan el próximo año.
En los últimos meses, Alberto –siempre atento, respetuoso, caballeroso–, aprovechando el cargo de Secretario de Desarrollo Social del estado que ostentará hasta dentro de unas horas, estuvo un fin de semana y otro también en su distrito llevando apoyos de los programas sociales, actividad que forzosamente lo mantenía cerca del electorado y reforzaba su presencia mediática, que lo preparaba para entrar como cuchillo en mantequilla entre los votantes tuxpeños y lo proyectaba para ostentar una curul en San Lázaro.
Un trascendido que en su oportunidad consigné en este espacio el año pasado hablaba que allá por julio-agosto, luego de las elecciones de 2013 y de los movimientos y nombramientos que entonces se dieron en el gabinete, el gobernador Javier Duarte de Ochoa habría hablado con los otros cuatro lobitos –Erick Lagos Hernández, Alberto Silva Ramos, Jorge Carvallo Delfín y Salvador Manzur Díaz– para dejarles muy claro que ellos no serían los candidatos a relevarlo, pero que los convertiría en diputados federales para que hicieran política en la Ciudad de México, en la Gran Carpa, y lo sobrevivieran cuando él ya no fuera gobernador.
Según, entonces les dijo que tenía muy claro que el candidato sería el hoy senador José Yunes Zorrilla, y que ya en corto le habría dicho a Alberto que de todos modos se preparara sólo por si presentaba un imponderable y tuviera que surgir un candidato de emergencia.
Silva Ramos, que realizó cursos especializados en Política Comparada en la Universidad Complutense de Madrid, así como en la Universidad George Washington, de Washington, D. C., que es autor de los libros “El presidencialismo mexicano. Seis ensayos” y “Semblanza” (del procurador José Aguilar y Maya, editado por la PGR), que fue subdirector de Publicaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y director adjunto del Diario Oficial de la Federación, en la Secretaría de Gobernación, entre otros cargos, entrará ahora, a partir del domingo o lunes, en un terreno pantanoso, de arenas movedizas, porque las circunstancias en que se encuentra ahora la dependencia que asumirá y el clima que la rodea le habrá de significar un desgaste en su persona y en su imagen.
Así, cabría preguntar también si su jefe, el gobernador Duarte de Ochoa, calculó bien los efectos y al mandarlo al nuevo cargo de hecho lo descarriló de antemano para el proceso sucesorio de 2016, como se dice que hizo con Fernando Charleston Hernández, a quien al mandarlo a la Secretaría de Finanzas y Planeación también en automático lo sacó de cualquier jugada futurista por el desgaste que ya sufre como contención ante la crítica situación por la que atraviesan las arcas públicas y porque a todo mundo tiene que estarle diciendo que no, que no hay.
Esta versión cobraría fuerza si fuera cierto el último trascendido: que quienes todavía dudaban de que hubiera sido cierto lo que les dijo su jefe el año pasado allá por julio-agosto, ahora les quedó ya muy claro que lo expresó en serio cuando escucharon en días pasados, estando reunido con ellos, una comunicación con el senador oriundo de Perote para reiterarle su simpatía y todo su apoyo y respaldo para lo que viene, una comunicación, según el trascendido, que se dio en los mejores términos.
Incluso en un pequeño círculo político donde se habría dado el trascendido y en el mundo de la simbología política, algunos verían el inminente nombramiento de Alberto Silva Ramos como una confirmación de ese respaldo y apoyo al de Perote, como diciéndole mira, para que veas que es cierto te despejo el camino, versión que se acrecentaría con el supuesto dicho de Alberto de que está muy consciente de las limitaciones y alcances que tendría su aspiración y que “Pepe sabe que cuenta conmigo”, postura que ya también habrían asumido desde siempre Jorge Carvallo Delfín y más tarde Salvador Manzur Díaz.
Pero si su jefe político todavía lo tuviera contemplado para que sea el próximo candidato a diputado federal por Tuxpan el próximo año, entonces Silva Ramos llegaría en unas horas más para estar sólo unos meses al frente de la Coordinación General de Comunicación Social. Lo único cierto por ahora es que mientras se sabe si son peras o manzanas, Alberto deberá irle tomando gusto –por si no lo tiene– al té de tila y aprendiendo –por si no lo sabe– a aguantar vara.
Por lo pronto, el tuxpeño viajó ayer a Coatzacoalcos todavía como titular de la Sedesol estatal, donde antes de acompañar en una actividad a la presidenta del DIF Estatal, Karime Macías de Duarte, estuvo en el periódico Notisur, el medio de trabajo que fue de Gregorio Jiménez de la Cruz, “Goyo”, donde se reunió con directivos. Al parecer también habría estado en otros medios.
¿Y por qué no Vicky a la Dirección de Prensa?
En mi opinión muy personal, Victoria Hernández Rodríguez, Vicky Hernández, está haciendo un excelente trabajo en Comunicación Social del Congreso del estado. Reportera de origen (como muchos de nosotros), la cordobesa ha transitado también por áreas de prensa de diversas dependencias de la administración pública estatal donde fuimos compañeros, y últimamente en el Ayuntamiento de Xalapa antes de llegar a su actual posición.
Tiene ya experiencia, que es fundamental, conoce al gremio, ha ido adquiriendo manejo político, es de tiempo completo, también fundamental, tiene carácter, ha ido endureciendo la piel, sabe muy bien que ese tipo de cargos no es ninguna pera en dulce, sabe ser institucional, en horas difíciles no se pone a llorar, sabe escuchar a los que tienen más experiencia que ella, goza de cabal salud y creo (requisito no indispensable pero necesario) que le gusta el té de tila.
Creo que sería merecedora de recibir la oportunidad de llegar a un área muy sensible y compleja como es la Dirección de Prensa de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del estado.
Otro colega, que –debo aclararlo– no es mi amigo pero lo he visto trabajar en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, es Julio Hernández, reportero, conductor de noticias en espacios radiofónicos, jefe de prensa en dependencias oficiales y de candidatos a cargos de elección popular, muy movido y entregado también de tiempo completo a las tareas que se le encomiendan, que sería también un buen prospecto para la nada fácil tarea que se requiere.
Pero Alberto Silva Ramos y el gobernador Javier Duarte de Ochoa habrán de decir la última palabra. Que todo sea para bien.