RESCATANDO A INMIGRANTES
César Augusto Vázquez Chagoya
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11 de JULIO de 2012
César Augusto Vázquez Chagoya
Pasillos del Poder
2012-07-14
Tal vez algún día se logre documentar los delitos de lesa humanidad en los estados del sureste de la república en contra de los inmigrantes centroamericanos. Hace 40 años, los atacaban los integrantes de los ranchos, junto con los miembros del Instituto Nacional de Migración. Ahora son todas las instituciones relacionadas con el tema.
Antes, los inmigrantes caminaban sobre los caminos del sur y eran atacados por los rancheros que los hacían trabajar y a las mujeres las tenían de esclavas. Las sospechas contra los miembros de INM, empezó cuando la policía encontraba a inmigrantes muertos en las vías del tren.
El flujo de inmigrantes creció. Hacían uso de los ríos del sureste, se formaron rutas desde Tabasco hasta Veracruz, manejados por grupos de criminales, entre ellas la familia de Renato Tronco, presidente municipal de Las Choapas.
Las rutas tienen dueños ante la pasividad de la autoridad federal. Una creada en el Uxpanapa; la de Tabasco, hasta llegar a Boca del Río; la de Soteapan a Boca del Río o Río Blanco; la de Jesús Carranza a Tierra Blanca; de Coatzacoalcos a Boca del Río, las rutas en las regiones rurales de Las Choapas, Minatitlán, Hidalgotitlán y Jesús Carranza, etc.
Como eran muchos inmigrantes y estos no podían quejarse, le entraron al negocio las policías municipales que los secuestraban y pedían rescate vía telefónica, hasta que les empezaron a combatir. Queriéndose renovar, el INM quitó su garita en Acayucan para hacer una estación migratoria.
En el gobierno de Miguel Alemán se urgió a los gobiernos centroamericanos a crear consulados en Acayucan y ayudaran en la defensa de los inmigrantes. La respuesta fue tan lenta que apenas en estos años se instalaron. Bien dice el padre Alejandro Solalinde que tal vez en Veracruz exista el mayor número de tumbas clandestinas.
Esto se debe a que el negocio es controlado por el crimen organizado, quienes disponen de las vidas. Ya se han encontrado tumbas en Acayucan y la mayoría no pudo ser identificada. Los países centroamericanos no saben realmente cuántos de sus ciudadanos están caminando sobre territorio nacional o si llegaron siquiera a la frontera con los Estados Unidos.
El padre Alejandro Solalinde, de la “Casa de Hermanos del Camino”, ubicada en Ixtepec, Oaxaca, fue la figura pública más sobresaliente en salir en la defensa de los inmigrantes, al recibir en un acto especial en diciembre del 2008, el reconocimiento a su labor por el Colegio de Periodistas de México.
A pesar de estudios internacionales y condenas al gobierno mexicano de no arreglar el grave problema de la violación de los derechos humanos, el gobierno de Calderón, en especial, está estático.
La cumbre de la impunidad son las amenazas al padre Alejandro Solalinde por parte del crimen organizado y de políticos de Oaxaca, por lo que decide salir de país por dos meses. Ese viaje en apariencia de huir de la violencia con el apoyo de la iglesia católica, aprovechó para ponerse en contacto con los organismos internacionales y conseguir la ayuda económica que no encuentra en el país.
Aparte de las rutas de inmigrantes donde se tiene que pagar por caminar al norte del país, ahora se descarriló el tren del Istmo que conecta al centro del país. A la altura de Loma Bonita, en plena Cuenca del Papaloapan, se descarriló el tren llamada “La Bestia”. El hecho paralizó el flujo inmigratorio pero, valientes los centroamericanos, caminan sin tren.
En poblados del sur de Veracruz hay miles de nuestros hermanos de los países del sur de la república que están sin comida, agua y dormitorio. La población del sureste ayuda como puede, pero no los pueden tener como huéspedes permanentes y tampoco alcanza para darles por lo menos de comer.
A esto hay que registrar que casas de inmigrantes han cerrado a petición o presión de sus vecinos en Coatzacoalcos, Río Blanco o en el Distrito Federal, porque la gente les tiene miedo, además que entre ellos se pelean.
Este miércoles, en Tierra Blanca, Veracruz, el gobernador Javier Duarte de Ochoa, ordenó un amplio operativo para dar comida, agua y protección a los inmigrantes. Marcelo Montiel Montiel, secretario de Desarrollo Social, junto con el gobierno federal, y el embajador de Honduras, tienen en frente un problema sin precedentes en el país.
Ojalá siga la ayuda por parte del gobierno de Veracruz a los centroamericanos, mientras se encuentran las figuras legales de la federación a este gravísimo problema que lleva miles de muertos.
El gobierno federal no ha dado una solución a la inmigración, porque ellos van de paso al vecino nación del norte, pero no quieren que los traten como delincuentes. Una visa temporal no camina para protegerlos y puedan viajar por las rutas normales del transporte.
Claro que se aumenta la inseguridad y la población en los estados del norte del país, pero ellos se van a regresar a su país como lo hacen los mexicanos que están en los Estados Unidos, porque no hay trabajo. Mientras esto sucede, es deber humanitario de todos brindarles protección.
Alejandro Solalinde regresó este día a Ixtepec, Oaxaca. A ver qué nuevas nos trae, pero mientras no haya voluntad federal, nada caminará. A estos crímenes contra los centroamericanos ¿cómo se le llamará?