Las remociones en la Sefiplan
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2014-06-02
Aparentemente rutinaria, la remoción de funcionarios que se dio el viernes pasado en la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) tiene mucha significación por las connotaciones que posee.
Por ejemplo, significa el último clavo –sólo el que faltaba para sellarlo totalmente– al féretro del cese, el 17 de marzo pasado, de Gabriel Deantes Ramos como subsecretario de Finanzas y Administración. No obstante se le renunció porque “defraudó la confianza del gobernador”, personal suyo que todavía queda en la Sefiplan propalaba la versión de que pronto estaría de regreso. El viernes lo acabaron de sepultar.
Llama la atención también que ya no hubo más promoción para Carlos Aguirre Morales, quien el 4 de mayo de 2013 entró de emergente como encargado del despacho a la salida de Salvador Manzur Díaz. Se le regresó luego a la Subsecretaría de Egresos, donde permanece, a la llegada de Fernando Charleston Hernández a la Sefiplan.
No deja de sorprender el cambio de Sergio de la Llave Migoni, quien apenas el pasado 19 de marzo había sido nombrado subsecretario de Finanzas y Administración, cargo que había quedado vacante desde la salida de Deantes. El viernes pasó a ser asesor del secretario de Finanzas. Sólo duró en el cargo 73 días.
Lo que queda muy claro, por el perfil y antecedentes de los nuevos funcionarios, es que el gobernador Javier Duarte de Ochoa le dio un gran espaldarazo, le ratificó ya toda su confianza pero a la vez le transfirió la responsabilidad total del manejo de la Sefiplan a Fernando Charleston Hernández, pues los ascendidos son personas muy ligadas a él, que han trabajado antes con él o para él, y que seguramente propuso o que el gobernador le permitió que pusiera para una nueva etapa en la institución.
El nuevo procurador Fiscal, Antemio Carrillo Sasso ha venido colaborando con Charleston desde que éste fue vicepresidente secretario de la Junta de Gobierno de la Defensoría, Interventoría y Consultiva de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), en 2006, cuando esta dependencia federal era presidida por el también veracruzano Luis Pazos de la Torre. Últimamente, Carrillo Sasso venía trabajando como asesor de su jefe.
Carlos Hernández Martínez, nuevo subsecretario de Finanzas y Administración, también es considerado gente del titular de la Sefiplan, además de que son paisanos. Estaba en la Subsecretaría de Planeación, que ocupó Charleston antes de que se fuera como candidato a diputado federal, representación que todavía tiene aunque con licencia. A Hernández Martínez lo sustituyó otro charlestonista, Arturo Jaramillo Díaz de León.
Nadie ignora que la Subsecretaría de Finanzas y Planeación es clave en toda la estructura de finanzas y administración del Gobierno del estado, y cualquier curioso podrá ver en el organigrama de la Sefiplan que tanto la Subsecretaría de Planeación como la Procuraduría Fiscal son las más cercanas, sólo las que están enseguida abajo del titular, con lo que se da idea del tamaño del espaldarazo que le ha dado el gobernador Duarte a Charleston y del poder que ahora ostenta éste.
Más allá de todo lo anterior, el reacomodo se ve oportuno, estratégico y seguramente ha respondido a los resultados que hasta ahora le ha entregado el secretario al titular del Ejecutivo, un área en este momento clave para el Gobierno del estado y muy sensible por la crítica situación económica por la que atraviesan las arcas públicas y con ellas toda la vida activa de la entidad.
¿Qué cabría esperar y por qué la medida podría ser la mejor en este momento? Porque no es lo mismo que El Piojo Herrera seleccione a los que cree los mejores para que nos traigan la Copa del Mundo; que estén en las mejores condiciones físicas, que se acoplen y respondan bien al esquema de juego que se tiene pensado plantear; no es lo mismo que haya escogido a los que considera idóneos a que los dueños de los equipos le impongan a los que quieran aunque no respondan a los planteamientos diseñados.
Cabria esperar que la política de administración de la escasez –así le llamó yo, contrario a la administración de la abundancia que pregonaba José López Portillo, abundancia que éste dilapidó toda– que inició Charleston se fortalezca para bien de los agentes económicos del estado y de las finanzas públicas con la llegada de funcionarios de su confianza y que pueden interpretar y desarrollar muy bien sus lineamientos.
Pero esta delegación de poder implica también una gran responsabilidad para el joven titular de la Sefiplan, pues a partir de ahora no tendrá ningún pretexto como para decir que sus principales subordinados no son gente suya y no le responden como quiere; responsabilidad que significa también una gran oportunidad para demostrar que es capaz de ayudar en gran medida a sacar el buey de la barranca.
Las remociones indican también que Charleston terminará en el cargo y que el gobernador lo ha fortalecido y confía en él. Que le hayan permitido poner a los suyos podría arrojar buenos resultados, pues es algo parecido a lo que sucedió con el subsecretario de Infraestructura y Obras Públicas, Gerardo Buganza Salmerón, a quien Javier Duarte le permitió nombrar como sus principales colaboradores a quien él quiso, y el saldo positivo está a la vista.
Más que ningún otro, seguramente los proveedores y los prestadores de servicios que trabajan con el Gobierno del estado (incluidos muchos dueños de medios de información) prenderán veladoras en Catedral para pedirle al Señor que ojalá y él haya sido quien iluminó para que se tomara la medida, de tal forma que pronto, en el menor tiempo posible, se haga el milagro de ver llenos, repletos si es posible, sus bolsillos, el cajón, la chequera, las tarjetas de debido y de crédito. Que así sea; que haya sido para bien.
Sobre la jornada electoral de ayer
Durante la jornada electoral extraordinaria de ayer domingo en Tepetzintla, Chumatlán y Las Choapas, lo más relevante es que no hubo la violencia que anunciaban algunos actores políticos. Hasta el momento de redactar estas líneas, los comicios habrían terminado sin mayor problema.
Lo que se sabe es que la gente salió a votar en medio de la pasión, claro está, propia de toda elección municipal y que se acentúa en especial en algunos municipios como los del norte donde ahora hubo comicios, más en esta jornada en que se repetían las votaciones por haber sido anuladas por los tribunales electorales el año pasado.
Los primeros reportes indicaban que todo transcurrió sin mayores incidentes, en parte gracias al operativo de vigilancia implementado por el gobierno estatal a petición de las autoridades electorales y de los propios partidos contendientes. Para lo que se esperaba por lo que se pregonaba, fue una jornada electoral ejemplar por la participación ciudadana que se dio, que era lo más importante.
De acuerdo a tendencias del Programa de Resultados Electorales Preliminares y a encuestas de salida, el PRD con su candidato Marcos Estrada habría ganado en Las Choapas, donde el PRI no postuló candidato, y en los municipios de Tepetzintla y Chumatlán la victoria la habrían obtenido los candidatos de la Coalición Veracruz para Adelante, o sea, el PRI y sus socios.
Anoche la dirigente priista Elizabeth Morales García anunciaba que los resultados le eran favorables a sus abanderados Teresa Amor Muñoz y Ancelmo Gómez Olmos con una ventaja superior a los diez puntos porcentuales por encima de sus más cercanos competidores.
Como lo comenté el fin de la semana pasada, pese a ser elecciones de municipios pequeños o que aparentemente no despertaban mayor interés, existía expectación por conocer los resultados para hacer un primer balance de la gestión de la ex alcaldesa de Xalapa al frente del partido. Prueba de fuego, apuntamos aquí.
A reserva de que se confirmen los resultados con las actas en la mano en las sesiones de cómputo municipal en los consejos del Instituto Electoral Veracruzano, Elízabeth estaría entregando buenas cuentas, que la salvarían de las críticas y las campañas mediáticas en su contra.
Conscientes de ellas desde que asumió la dirigencia, alguna vez me dijo que en política el mejor antídoto era el trabajo constante, sin descanso, con orden y estrategia, lo que le estaría dando resultados.
Ahora le falta una prueba más: el resultado de la evaluación de su trabajo por parte del llamado primer priista de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, pero seguramente también de la dirigencia nacional de su partido. Pero hay que esperar los resultados finales de los comicios de ayer para hacer una afirmación concluyente.