La carreta, a la mitad del camino

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2013-11-15

A la mitad del sexenio, del grupo original que inició la gestión sexenal el 1 de diciembre de 2010, menos de la mitad de los secretarios de despacho del Gobierno del estado sobreviven. ¿Quiénes y cuántos permanecen y quiénes se han quedando en el camino?
Un repaso al gabinete inicial da una idea: Gerardo Buganza Salmerón, secretario de Gobierno; Sergio López Esquer, de Seguridad Pública; Tomás Ruiz González, de Finanzas y Planeación; Adolfo Mota Hernández, de Educación; Marco Antonio Aguilar Yunes, del Trabajo, Previsión Social y Productividad; Erik Porres Blesa, de Desarrollo Económico y Portuario; Guillermo Herrera Mendoza, de Comunicaciones; Marcelo Montiel Montiel, de Desarrollo Social; Víctor Alvarado Martínez, de Medio Ambiente; José Tomás Carrillo Sánchez, de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesca; Pablo Anaya Rivera, de Salud; Leticia Perlasca Nuñez, de Turismo, Cultura y Cinematografía; Nohemí Zoila Guzmán Lagunes, de Protección Civil; Iván López Fernández, Contralor General del Estado; Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, Procurador General de Justicia; María Gina Domínguez Colío, directora general de Comunicación Social (la dependencia pasó a ser después, de nuevo, Coordinación), y Fabrizio Aguilar Sánchez, jefe de la Oficina de Programa de Gobierno.
¿Cabe aplicar en los que ya no están el parangón de la carreta llena de calabazas que utilizaba el entonces gobernador Miguel Alemán Velasco? Decía el ahora ejecutivo de Interjet que una carreta llena de calabazas iniciaba un trayecto pero que en el camino con el molonqueo unas se caían, otras se pudrían y las terceras se acomodaban y llegaban bien al destino final.
De los 17 originales sólo siete se mantienen en la posición en que se les colocó en un principio: Mota Hernández, Aguilar Yunes, Porres Blesa, Alvarado Martínez, Guzmán Lagunes, Domínguez Colío y Aguilar Sánchez, si bien este último se fue y regresó al cargo. De los restantes, sólo Buganza Salmerón fue reubicado como titular en otra Secretaría; Herrera Mendoza pasó a otra dependencia, pero degradado; y Montiel Montiel y Carrillo Sánchez pasaron a delegaciones federales en el estado.
Un último grupo lo conforman Perlasca Nuñez, quien está ahora en una dependencia del Gobierno federal, y lo demás se retiraron, están en la banca o ser perdieron: López Esquer, Ruiz González, Anaya Rivera, López Fernández y Escobar Pérez, estos últimos dos salieron con las peores calificaciones y en medio de la rechifla popular.
Hace mucho pasaron los tiempos de un gabinete estatal casi inamovible, en los que quienes iniciaban terminaban a menos que surgiera algo verdaderamente extraordinario que motivara su salida. Todavía en el sexenio pasado, el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán al inicio de su gestión declaró que tendría tres gabinetes, el del arranque, uno intermedio y con el que concluiría, con lo que daba idea de que tenía muy preciso qué pretendía con respecto a sus colaboradores.
Durante el actual gobierno no ocurrió algo parecido y en los tres primeros años los movimientos se han dado cuando el Ejecutivo lo ha considerado necesario o las condiciones han exigido la salida de algunos, aunque el Gobernador, a diferencia de sus antecesores, se ha conducido con una actitud paternalista pues al final ha perdonado o dejar pasar errores o ineficacias y ha rescatado a algunos cesados nombrándolos en otro cargos o influyendo para que ocupen alguna otra posición en la estructura federal, por ejemplo, o en un cargo de representación popular.
La carreta va a la mitad del camino, habrá que ver en los 36 meses que restan si alguna otra calabaza madura antes de tiempo y se pudre o si en un descuido se cae. Parece vislumbrarse que en la segunda mitad del sexenio habrá más estabilidad en la estructura humana y sólo se irá quien aspire a ser diputado federal, que es la única elección que le queda en 2015 al actual Gobierno, pues la de 2016, cuando concluye, será sólo la de Gobernador.
Aparentemente, o así es en la realidad, por el fin el Ejecutivo gobierna con quienes considera los mejores para su proyecto o en los que más confía, aunque uno que otro de sus más cercanos ya casi anda por la libre en su calentura futurista y abiertamente, a espaldas de su jefe, aprovechando su ubicación, pide apoyo para el 2016 a cambio de algún servicio.
Previsiblemente, de los actuales secretarios de despacho o cercanos colaboradores de Javier Duarte de Ochoa partirían para San Lázaro en 2015 Adolfo Mota Hernández, Alberto Silva Ramos y Jorge Carvallo Delfín, aunque se podría incluir a Erick Lagos Hernández, curiosamente los cuatro con aspiraciones a lograr la nominación de su partido para contender por la gubernatura.
La política está hecha de circunstancias y ellas habrán de determinar rumbos y destinos de los hombres ahora en el poder.
De los que iniciaron, de los que están y de los que se han ido, algo sí característico y muy marcado del actual gobierno es que todos han sido Secretarios acotados, a los que desde un principio se impuso frenos, el más férreo, que no se muevan por sí ante la prensa, ante los medios, a menos que se les autorice o se les indique, e incluso los boletines de prensa de sus actividades muchas veces no se difunden, según comentan en voz baja.
Disciplina es la palabra que usan para justificar su ostracismo y bajo o nulo nivel mediático; que les dijeron que para que no haya distintas versiones de un mismo asunto, y que son institucionales, aunque parece que a últimas fechas uno que otro se sale ya del esquema y tiene su propio aparato de prensa, y uno que otro no le cierra las puertas a los medios.
Aquella vieja forma de hacer política con los medios en desayunos, cafés, comidas o cenas, ha estado ausente ahora; incluso el antiguo cabildeo con columnistas, tampoco se da, y las menciones en columnas son dirigidas, a propósito.
Hoy, esta tarde, estarán todos bañados y con raya en medio, con sus trajes de marinerito, globo en mano, en primera fila, aplicados, atentos, callados, aplaudidores eso sí, y pensando, recordando al vate veracruzano Salvador Díaz Mirón: “Mamá, soy Paquito; no haré travesuras”.
Anoche estaba todo listo y previsto para que el Informe tenga lugar en el Castillo de San Juan de Ulúa. A los invitados se les pide estar a más tardar a las seis de la tarde, con rigurosa guayabera blanca y pantalón oscuro, para que la ceremonia empiece a las siete en punto. A la prensa la moverán desde las cuatro y media de un hotel. Que esperan la presencia de un alto funcionario federal. Que la diputación panista estará más firme que nunca.