Ni un periodista más: ¡Ya basta!
Actualmente el país se ha convertido para quienes ejercen el periodismo, en un campo minado, en donde hasta andar por la calle es peligroso. Derivado de la evidente corrupción, la inseguridad, la compenetración existente entre los tres poderes de gobierno con el crimen organizado y narcotráfico, tanto la ciudadanía como quienes se dedican a una de las actividades más riesgosas como es el periodismo, constantemente son amedrentadas y violentadas por los grupos delincuenciales y otras tantas por parte de los mismos policías.
El 25 de abril del 2012, Amnistía Internacional lanzó una campaña para intentar blindar a quienes se dedican a informar, intentan implementar cierto tipo de medidas que garanticen el desempeño de la labor periodística. Pese que la campaña está considerada a nivel nacional, se reconoció que el estado de Veracruz, es uno de los 10 estados más peligrosos para ejercer el periodismo.
Pese a que la iniciativa fue aprobada por los senadores el 15 de marzo, en donde se estipulaba la protección legal a los comunicadores, quienes podían ejercer legalmente en contra de quienes vertieran amenazas y actos de violencia, en contra de su humanidad o de su familia, hasta ahora, se sigue instaurando por parte de altos funcionarios, delincuentes y cualquier persona que sienta trastocados sus “intereses” ejecutando una serie de amedrentamientos, persecución, amenazas, secuestro y hasta el asesinato a comunicadores.
Articulo XIX, lanzó un reclamo a las autoridades estatales sobre el secuestro del colega, “Goyo” Jiménez y reconoció también que el estado veracruzano se ha convertido en uno de lugares a nivel nacional, más peligroso para quienes llevan a cabo el ejercicio periodístico.
Por otra parte, en el municipio de Coatzacoalcos, periodistas se unieron en una marcha para exigir al gobierno estatal, a la Procuraduría General de Justicia, a la Secretaría de Seguridad Pública, Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina y Ejército Mexicano, coadyuven en la búsqueda del periodista y sobre todo, cubran todas las líneas de investigación posibles para dar con el paradero del reportero de la sección policiaca.
Aunado al lamentable hecho que está viviendo la familia del periodista, también han tenido que indignarse por las difamaciones que han vertido algunos compañeros periodistas –los mismos de siempre, que le trabajan al gobierno y se prestan a todo sin ningún dejo de ética- los cuales sin ningún dejo de cordura, no se detienen a difamar a quien en este momento no se puede defender. Imperdonable y hasta vergüenza da que existan personas dentro del periodismo que no tienen ni un gramo de ética para vaciar su veneno con la misma facilidad de la que respiran.
Amable lector, quienes nos dedicamos a este ejercicio, sabemos de la existencia de otros compañeros periodistas porque vemos sus nombres escritos en las notas informativas publicadas en los diferentes medios de comunicación. No estamos obligados a conocernos unos con otros, pues somos muchos los que nos dedicamos a esta grandiosa profesión. Lo cierto, es que pese a no tener el placer de conocer a Gregorio Jiménez, eso no me impide que me indigne, me manifieste y exija a las autoridades por su localización inmediata.
Es ignominioso intentar pisotearle la imagen a una persona y causar daño moral, nomás porque les han dado una paga –raquítica casi siempre- en alguna área de comunicación social de alguna instancia de gobierno estatal, y con ello, no reparen en desacreditar a quienes tienen la mala fortuna de haber sido plagiados o victimados. La campaña es la misma de siempre, “Los Prósperos” empiezan a manejar la versión dejando entrever que su “levantón” no tiene nada que ver con su ejercicio periodístico, sino porque tenga algún tipo de relación con la delincuencia organizada.
Misma estrategia que operaron para los compañeros periodistas asesinados, iniciando con Miguel Ángel López Velasco –Milo Vela-, con Yolanda Ordaz, con Gabriel Huge, Guillermo Luna Varela y Esteban Rodríguez, y hasta con Regina Martínez Pérez; a todos en su momento, no cesaron en su intento de desprestigiarlos.
Afortunadamente, han existido muchas voces que se han manifestado y sobre todo repudiado la desaparición del compañero reportero, Gregorio Jiménez de la Cruz, sólo resta esperar que ahora si quienes están encargados de llevar a cabo la investigación sobre dicho plagio, hagan -ahora si- su trabajo y lo localicen sano y salvo.
Una familia lo espera impaciente.
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