*** Se convulsiona el Sur ante ola de violencia

*** Los doctores, ejemplo a seguir

2016-04-11

Como si fuera poco lo que ocurre en el Sur de Veracruz, el crimen del pequeño Carlos Mayo en manos cobardes de Rafael Carmona Lara, termina de convulsionar el sur de Veracruz y la ola de protestas, inconformidad, malestar ante la impunidad, se agiganta.
Rafael Carmona Lara, con antecedentes en la vecina población de Chinameca de violento, gente que todo el tiempo anda armado y que se ha visto involucrado en conflictos con las autoridades policíacas, provocó el enojo del pueblo de Chinameca, gente decidida a todo, incluso de quemar el palacio.
Cierto o no, solamente ellos lo saben, ya que hay dos versiones. Primera que fue detenido por la policía y por disposiciones de su primo, el alcalde Víctor Salomón Carmona fue dejado en libertad. Segunda, la del alcalde en rueda de prensa que negó en todo momento que haya sido detenido el criminal y dejado en libertad.
Lo cierto, es que pudimos apreciar a un alcalde con un carácter más que fuerte, con una mirada penetrante, de odio hacia uno de los compañeros que le insistió que él estuvo en el palacio municipal cuando la muchedumbre estaba enojada y estuvieron a punto de quemar el palacio.
Don Víctor, para nada disimulo el malestar, el enojo, el coraje, la ira, ante las cámaras fotográficas y de televisión. Esto nos da un panorama de cómo se gobierna en el vecino municipio de Chinameca.
Pasando a otra cosa, por segunda ocasión, fueron los doctores de Minatitlán quienes pusieron una vez más el ejemplo de manifestarse ante la ola de violencia.
Primero, fue cuando secuestraron y asesinaron a la doctora Idalia, precisamente levantada en el mismo sanatorio de la colonia Santa Clara, donde los delincuentes se llevaron a la doctora Marcela Esparza con lujo de violencia.
En esa ocasión, los doctores se organizaron, protestaron, marcharon por las calles de Minatitlán exigiendo justicia.
Ahora, este gremio de profesionistas dedicados a salvar vidas, fue víctima de la delincuencia organizada y sin miedo alguno, a pesar del riesgo que corrían se manifestaron y salieron a la calle para pedir un alto a la ola de secuestros.
Y una vez más, el aparato gubernamental montó su espectáculo, con un desfile impresionante de motocicletas y patrullas con elementos de la SSP y de la Fuerza Civil.
Pero de nada sirvió, aún con la presencia de 200 elementos de Seguridad Pública y de la Fuerza Civil, se cometió el crimen del hijo del doctor Arroyo, sin que hasta el momento se tengan pistas de los responsables.
Me entristece que esto ocurra en Minatitlán, donde su gente es noble, trabajadora, agradable, amistosa. Mi tierra adoptiva.
Hace años lo veía en las noticias, en los diarios, en la televisión que estas matanzas ocurrían en Tamaulipas, Ciudad Juárez, en Tijuana, pero hoy, Veracruz está en manos de la delincuencia.
Muchas familias que conocí al llegar a Minatitlán hace 34 años, decidieron marcharse ante la ola delictiva. Negocios han sido cerrados ante la amenaza del cobro de piso.
La sociedad lastimada y herida, vive encerrada entre barrotes, para tratar de poner a salvo sus vidas, pero de nada sirve, porque los delincuentes actúan a cualquier hora y sacan a su víctima del interior de su hogar, sin que nadie, se atreva ayudarle.
Se recuerdan con nostalgia aquellas tardes en el parque Independencia, aunque no una chulada, pero era el lugar para llevar a nuestros hijos para enseñarle los primeros.
Los parroquianos que podían llegar a los bares y disfrutar sin el riesgo que hoy representa. Transitar en las noches en el vehículo, sin miedo de que se atraviesen los delincuentes y ejecuten el “levantón”.
Hasta cuando seguiremos en esta incertidumbre. Hasta la próxima, Primero Dios.