QUE NO LES PASE LO MISMO QUE A LOS AZAMAR
Pasillos del Poder
César Augusto Vázquez Chagoya
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14 de MAYO de 2013
César Augusto Vázquez Chagoya
Pasillos del Poder
2013-05-14
El que fuera senador de la república, gobernador de Veracruz de 1936 a 1940, secretario de Gobernación de 1940 al 1946 y presidente de la república de 1946 a 1952, Miguel Alemán Valdés, murió un 14 de mayo de 1983, impactando a la república y en especial a la zona sur de Veracruz de donde era originario.
Su padre fue el general Miguel Alemán González, nacido en Sayula. Tendero y músico, quien se uniera al general Cándido Aguilar en el levantamiento en 1910 contra Porfirio Díaz, desde Las Palmillas, donde ahora se localiza el municipio de Fortín.
Tomasa Valdés Ledesma de Alemán había nacido en el pequeño municipio de Oluta, pegado a la ciudad de Acayucan (entre Sayula y Oluta acaso los dividen 10 kilómetros). Tuvieron dos hijos: Miguel y Carlos. Vivió con ellos Antonio, quien fue hijo del primer matrimonio de Alemán.
El general era muy inquieto, lo que obligó a su familia a vivir en varias ciudades como Coatzacoalcos, Orizaba y México. Doña Tomasa, como pudo, levantó a sus hijos, quienes a veces vivieron de manera precaria. Al general lo matan en 1929 cerca de San Juan Evangelista.
Estando la familia en México, Miguel estudia derecho. Era luchón y llegó a coordinarle la campaña a Lázaro Cárdenas para presidente de la república en el estado de Veracruz en 1934, y de ahí llegó al poder hasta que murió.
Doña Tomasa, su madre, vivía en la Ciudad de México. Don Miguel se casó con la originaria de Guanajuato, Beatriz Velasco, con quien tiene tres hijos: Miguel, Beatriz y Jorge. Prácticamente gobernaba el sur de Veracruz con su primo Amadeo González Caballero desde Boca del Río, hasta Las Choapas, hasta que el primo se muere en 1970. Al quite salió Fernando López Arias por 4 años, porque se enfermó de una embolia y murió en 1978.
Con Doña Tomasa, en México, muchos jóvenes del sur de Veracruz se cobijaron a su amparo. Ayudaba a todos sus paisanos que tocaran su puerta. Hay fotos donde aparecen conocidos políticos nacionales; entre ellos está Luis Echeverría Álvarez, quienes se mezclaban con parientes y amigos de Doña Tomasa, la benefactora.
Siendo presidente de la república Miguel Alemán, recibe la mala noticia que dos primos de Doña Tomasa, en una mesa de juegos de azar en Oluta, fueron asesinados por los hermanos Azamar, quienes tenían un rancho entre Acayucan y Jáltipan.
Siendo México todavía bronco, el presidente comprendió el dolor de su madre, pero sobre todo se preguntaba cómo protegería a toda su familia en Sayula y Oluta, lo que lo obligaba actuar de inmediato y de forma ejemplar: días posteriores, los soldados localizaron a los responsables y los colgaron de los árboles más altos de Oluta.
Todos sabían quién había sido, pero se quedaron callados.
Gorgonio Solís, apoyado por un padre católico de Córdoba, fue recomendado a una cervecería en Acayucan. Por trabajador y honesto, le dieron un local para distribuir las cervezas y refrescos. Con el tiempo se hizo millonario comprando bodegas, rancho, un periódico y lo que fue el lienzo charro.
La poderosa Unión Ganadera del Sur la gobernaba Don Mario Colonna, de Acayucan, quien tomó el control de la organización a la muerte de Amadeo y López Arias. La familia de Gorgonio, después de fue lo mataron llegando a su rancho, era amenazada, por lo que a mediados de los años 1970 se vieron obligados a pedir la protección del presidente Alemán Valdés.
Estando presente la familia agraviada, Alemán pidió a sus ayudantes que mandaran a llamar a Mario Colonna, quien al día siguiente estaba en la fundación “Miguel Alemán Valdés”. Éste recibió al recién llegado. El presidente fue seco y no efusivo con su paisano.
Sólo le dijo: “Me vino a ver la familia de Gorgonio y no se quién lo mató. Te encargo Mario, que nadie amenace a su familia y que nadie les toque un pelo, porque si no, me volverán a conocer y les pasará lo mismo que los Azamar”. Enseguida lo despidió, mostrando su enojo.
Hasta hoy a la familia de Gorgonio nadie los molesta. Así era Miguel Alemán Valdés.