ITURRIAGA: ENTRE EL HOMENAJE, INTRIGAS Y EL OLVIDO

Pasillos del Poder César Augusto Vázquez Chagoya Leanos en www.pasillosdelpoder.com www.enlaceveracruz212.com.mx vazquezchagoya@prodigy.net.mx 12 de ABRIL de 2012

César Augusto Vázquez Chagoya

Pasillos del Poder

2012-04-12

El 21 de abril de este año se develará la estatua del politólogo e historiador José Ezequiel Iturriaga Sauco, en la hermosa ciudad de Coatepec a las 12 horas, en lo que es la rotonda frente a la gasolinera que sale de Coatepec a Xico, lugar donde hay un hermoso árbol que era el deleite del llamado “Sabio de la Mexicanidad".

El árbol en la rotonda que lleva el nombre del político e intelectual, es raro. Es conocido como "Cinco Palos" o "Palo de las Rosas". Sí, sus frutos son flores rosadas, lugar al que le gustaba llegar Iturriaga antes que llevara su nombre. Ahí hay una placa en honor del también conocedor del arte, colocada en el 2004, ya que le encantaba el lugar.

José Iturriaga Sauco vivió sus últimos 20 años en Coatepec, Veracruz. Le gustaba el estado de Veracruz, y quería un lugar con clima templado; fue la tierra donde naciera la escritora María Enriqueta Camarillo, su destino en la calle Bravo donde viviera hasta su muerte con su esposa Reyna, cerca de la carretera a Xico y al lugar donde le harán su estatua.

Nadie por años se imaginó que una calle a las orillas de Coatepec, viviera un ilustre mexicano; es más, se puede asegurar que muchos en Coatepec no saben quien fue este extraordinario hombre.

José Iturriaga nació en la calle Juárez de la ciudad de México un 20 de abril de 1914. Desde joven se propuso con mucha humildad ser sabio y vivir más de 100 años. Casi lo logra. Estudió Filosofía, Derecho, Sociología e Historia. Se especializó en Economía, Literatura. Fue crítico de arte, diplomático y se gustaba el folclor.

Sus estudios, paciencia y su gran integridad, lo llevaron a ser asesor de los presidentes de la república Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Fue el primero en advertir el rescatar el centro histórico de México, porque se estaba destruyendo y de no meterle mano en el sexenio de López Mateos, en el futuro no se podría hacer nada.

Se hizo algo, pero concretizaron la idea en el periodo como jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, con el apoyo económico del millonario Carlos Slim. Se remodelaron edificios en un centro histórico que se moría a las 9 de la noche. El que le dio el toque final fue Marcelo Ebrard, quien sacó a los vendedores ambulantes de las calles.

Nadie puede decir que en los últimos 12 años no se transformó el centro histórico de la capital de la república de una idea que venía desde los años sesentas, aparte de los descubrimientos sobre la cultura azteca y que ese lugar pertenecía a Martín Cortés, heredado de su padre Hernán Cortés.

Iturriaga escribió libros, fue embajador de México en Portugal y la URSS. Se especializó en el estudio de los integrantes del Congreso de los Estados Unidos de América. Realizó estudios económicos de desarrollo en toda la república mexicana, además que era dueño de una de las bibliotecas más grandes a nivel privado con más de 30 mil libros.

Cuando era su cumpleaños el 20 de abril, su casa se llenaba de políticos, académicos, investigadores, etc., que con el carácter de Don José, lo llenaba de alegría. Llegaban personajes como Carlos Slim, Miguel Alemán, Porfirio Muñoz Ledo, Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa, etc. Coatepec se daba cuenta que algo pasaba por la llegada de los helicópteros en el campo del IMSS.

Durante el año, Don Pepe Iturriaga, como muchos lo llamaban, cuidado por Doña Reyna con devoción, recibía visitas de jóvenes e intelectuales. Dichas visitas las combinaba con el cuidado de sus flores y su inseparable lectura de sus libros.

En su alma nunca anidó el rencor, ni la envidia en dar a conocer sus conocimientos al que lo pidiera e impulsaba a los jóvenes en participar en política con preparación y pasión revolucionaria.

Como Don José pensaba vivir más de 100 años, nunca le preocupó hacer su testamento. No era dado acumular riquezas, pero su gran mente, muy lucida a sus 96 años, era demasiado grande al igual que su alma en comparación de su cuerpo. Vivía con alegría, pero su cuerpo cedió el 12 de abril del 2011.

Ese día, los veracruzanos supimos de su muerte por los periódicos e entrevistas de personajes de la vida política estatal y nacional. No sabemos con exactitud si se puso grave en Coatepec y se lo llevaron de urgencia en México, donde murió, o tenia días grave en México, pero el caso es que fue homenajeado en la capital del país y enterrado.

El gobierno federal le hizo su homenaje de cuerpo presente en el teatro de Bellas Artes. La Jefatura de Gobierno del Distrito Federal también le hizo su homenaje en el Colegio de San Idelfonso. En ambos actos hablaron los hijos de Don Pepe, producto de su primer matrimonio.

Un año antes que muriera, la Universidad Veracruzana le hizo un homenaje otorgándole la medalla “Belisario Domínguez” y el Congreso de Veracruz, en sesión solemne, le otorgó la medalla “Adolfo Ruiz Cortines”, quien había sido su amigo.

Don José Iturriaga Sauco nunca hizo testamento, porque creyó que como a todos les había dado amor, su palabra valía más que un papel, pero se equivocó.

A su muerte no sólo se desató una ambición desmedida por su biblioteca de más de 30 mil volúmenes, que vale millones de dólares, sino que entró la intriga malsana. Lo que nunca había pensado Don Pepe, es que lo inhumaran o desenterraran el cuerpo para cerciorar que no murió por veneno, un hombre de 96 años, con achaques propios de su edad.

Muerto el intelectual, aquellos que casi todos los días acudían a su casa y le deben todo, inclusive cargos públicos importantes, ya no van, no hablan ni por teléfono. La deslealtad goza de cabal salud en el caso de los amigos y alumnos de Don Pepe. Estos desleales, se enterraron con el sabio mexicano.

Don Pepe Iturriaga tenía tres grandes orgullos: sus hijos, su mujer y su biblioteca, cuya voluntad era que se hiciera una biblioteca para Coatepec en su domicilio de la calle Bravo. El primero que contribuyó para tal decisión fue el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien donó los aires acondicionados porque los libros deben mantenerse fuera de humedad y a cierta temperatura para su conservación.

La voluntad del sabio mexicano está grabada en videos, pero la falta del testamento está poniendo en peligro que la biblioteca se la lleven a los que se sienten beneficiados. No vale la palabra del hombre dada en vida y la ley dice que los papeles hablan.

Si bien pensó en su momento Don Pepe que los beneficiados cumplirían su palabra porque en vida les dio todo, pues ahora un testamento es un escollo para que se cumpla la voluntad de dejar sus libros a la ciudad en donde vivió con alegría y en paz.

Recuerden. Este 21 de abril, en la rotonda en la salida de Coatepec a Xico, se devela la estatua de Don José Ezequiel Iturriaga Sauco, a las 12 horas. Es sábado, motivo para que sus amigos no falten y viajen de día, aunque el cumpliría 98 un día antes. No dejemos que muera este ilustre mexicano.