BASTA DE CHANTAJES POR EL FESTIVAL DEL TAJÍN

Pasillos del Poder César Augusto Vázquez Chagoya Leanos en www.pasillosdelpoder.com www.enlaceveracruz212.com.mx vazquezchagoya@prodigy.net.mx 13 de MARZO de 2012

César Augusto Vázquez Chagoya

Pasillos del Poder

2012-03-13

En la madrugada del 5 de octubre de 1999, el río Tecolutla (en donde desemboca entre otros ríos el Necaxa) elevó su nivel a las alturas insospechadas.

En la región del Totonacapan, por horas, desapareció poblados, se traga el centro de Gutiérrez Zamora y parte en dos y casi desaparece el puerto de Tecolutla. El daño abarcaba desde la ciudad de Álamo, hasta Poza Rica, la sierra de Papantla, la región costera en donde se ubicaba un incipiente turismo en lo que llamamos Costa Esmeralda.

Por días no hubo comunicación entre el centro y norte de la entidad. Los aviones llegaban a Poza Rica estando bajo el agua. Los helicópteros, recién comprados por el gobierno de Veracruz, estaban dedicados, junto con otras aeronaves particulares y oficiales, a rescatar a personas que luchaban por su vida en los techos de sus casas o en los árboles.

En el río Tecolutla se veían pasar árboles, animales y personas muertas. Lo dantesco del espectáculo hizo que varias veces viniera a la entidad el presidente Ernesto Zedillo, por la situación de emergencia que se vivía en los inicios de la zona norte de Veracruz.

Todavía no se sabe en realidad cuántos muertos hubo, ya que desaparecieron poblados enteros de indígenas. Después que bajo el agua sólo se olía la tierra a muerte. La región no sólo estaba incomunicada, hizo falta agua, comida, medicinas, hospitales, escuelas, todo, casi todo, se destruyó.

Nosotros hemos oído narraciones del horror, pero reconocemos que nunca hemos podido reflejar la exacta dimensión de la tragedia. Los gestos de heroísmo de pilotos de los helicópteros; la solidaridad sin igual de los habitantes de Papantla con sus eternos competidores de Gutiérrez Zamora, al llevarle gratis agua, ropa, medicina y alimentos.

Si bien es cierto de la enorme desgracia sólo comparada con la entrada del huracán Karl el 17 de septiembre del 2010 y sus destrozos en la región de Cotaxtla y el puerto de Veracruz, en ambos casos se vio la solidaridad de los veracruzanos y mexicanos.

La única diferencia es que el huracán Karl dejó carreteras para que llegara la ayuda, en cambio en el Totonacapan de 1999 sólo podía entrar la ayuda vía área.

Ante la grave situación económica de la región de la zona norte, el gobernador Miguel Alemán Velasco se propuso de inmediato levantar económicamente la zona y eso era impulsando el turismo. Había hoteles en Tuxpan, Poza Rica, Papantla y en Costa Esmeralda.

Alemán no se anduvo por las ramas y quiso el turismo internacional. Que llegaran por lo menos en el inicio de la primavera a visitar la zona arqueológica El Tajín miles de extranjeros y la clase media alta y baja del país, para que llegaran a gastar.

La población veracruzana y estados vecinos tenían todos los días para visitar El Tajín, pero también eran bienvenidos para que apoyaran con su instancia la economía regional.

El gobernador enseguida programó la primavera del 2000 para el primer festival internacional de El Tajín, pero se encontró con el primer obstáculo: los trabajadores del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH), quienes sintiéndose dueños de las ruinas de El Tajín, se oponían dizque porque se destruirían las ruinas.

La visión chantajista y miope de los trabajadores del INAH, iba en contra del dinero enorme que Petróleos Mexicanos invirtió en la “Ciudad del Trueno” (nombre que también se le da al Tajín).

Hay que aclarar que los directivos del INAH no estaban en contra del festival, nos referimos a los trabajadores que son del sindicato, que no permitían hacer un evento que nos diera dinero, pero en cambio sí tomaban las ruinas para hacer reuniones con integrantes del EZLN.

Ese 2000 se hizo el festival con todos los contratiempos que pusieron los trabajadores del INAH, pero Miguel Alemán no podía pararse ante el hambre de su población por un grupo minoritario, muchos sin ser veracruzanos.

Con valor, el mandatario convoca a un plebiscito estatal para preguntar a la población si estaban de acuerdo en manejar sus riquezas culturales asentados en la entidad.

Era lógico que la población manifestara que sí, pero confrontaba la decisión del pueblo de Veracruz a las leyes federales de monumentos históricos. Así que se llegó al acuerdo de efectuar los festivales con la colaboración del INAH y así llegamos a los 13 años de edición del festival del Tajín al inicio de la primavera en este mes de marzo.

En los años que pasaron, como el evento se promueve a nivel internacional trayendo artistas internacionales con infraestructura de primera, es la época en que los grupos políticos y otros necesitados aprovechan para presionar con bloquear la fiesta que es dirigida a la reactivación de la economía de la zona norte, porque después de la agricultura, playas, Petróleos Mexicanos, la zona está deprimida económicamente.

En esta región de Veracruz cuesta más todo, desde la comida común así como los mariscos y la carne y más la cecina, que es el ingrediente de los sabrosos platillos de la Huasteca.

En este año se anuncia que habrá de nuevo protesta, como si eso perjudicara al gobierno de Veracruz, ya que sólo entorpecen el progreso de los mismos totonacos.

Vendedores ambulantes, trabajadores del INAH, agrupaciones políticas fantasmas, agrupaciones de indígenas en busca de más beneficios a sus comunidades, que en verdad estos últimos sí tienen razón de peso de estar ahí protestando, pero de ahí hay puros sangradores.

La Cumbre Tajín 2012 será un éxito nacional e internacional a pesar de las anunciadas protestas de chantaje. Nadie podrá contra un proyecto a largo plazo de levantar la región norte de la depresión económica, que tiene a poblaciones con hambre.