DIOS, NO MUEVAS TANTO EL TRONCO

Cada año, hacemos dos columnas en honor a la vida de familiares, personajes públicos o actos e instituciones, todas en navidad y el comienzo de un nuevo sol, como dijera un viejo amigo, que únicamente es el año nuevo. Esta vez, la dedicaré a mi persona, colaboradores y familiares.

En este 2011, no tengo nada que reprocharle a Dios. Sé, que la vida de los pueblos y los seres humanos en general es cíclica. Por periodos de años pasa lo mismo desde que nace la humanidad. Antes o después, dios nos hace llegar su poder entre la vida y la muerte. Como me dijo mi hija Olivia del Carmen: ¿Ya no te sientes dios, a que no te pasaba nada?

Los que hemos estado varias veces en peligro de morir no es lo mismo un accidente o actos violentos a sentir como llega la enfermedad, no te das cuenta al principio y cuando te das cuenta llega el miedo verdadero, pero también el esfuerzo inmenso de no ceder, que no es el tiempo de irte, ya que hay muchos pendientes.

Mi drama empieza desde el 13 de abril de este año que termina, en el mero cumpleaños de mi hijo Alejandro Magno. Casi al mismo tiempo cae en cama grave mi amigo Pablo Jair. En los meses siguientes, la página de Internet ENLACE VERACRUZ 212, sale gracias a nuestros colaboradores, pero sobre todo por la edición e inteligencia de nuestros amigos Leticia Contreras Sarmiento Y David Fernández.

En el drama personal contamos con la ayuda de amigos y familiares. Después se suma la gravedad de mi tío Otilio Chagoya Rivera, quien vive con mi madre en Minatitlán. Mi tío de 94 años y Doña Asunción Chagoya de 92, que gracias a Dios no estuvo en su libreta de enfermedades.

El 28 de septiembre, los médicos sabiendo mi mal, deciden la operación. Acertaron, pero el 6 de octubre cae grave en Mérida Yucatán mi hermano Guillermo Enrique, que lo mantiene todavía en terapia intensiva esta navidad.

A mi cuñada Carlota y mi sobrina Roció, les cambió la vida. Mi gratitud a mi primo hermano Amadeo Blanco Chagoya, que no es la primera vez que a alguno de nosotros nos salva la vida.
En los últimos meses de este año, los médicos acertaron el mal de Pablo Jair, pero MI DIABLO (David Guillermo Fernández), sufre la enfermedad de su pareja, pero logran superar con fortaleza la situación.

Esta navidad, tanto mi persona, Pablo Jair, mi tío Otilio y la pareja de Mi Diablo, salimos de los problemas de salud. Sólo queda mi hermano Guillermo Enrique en un frío hospital de Mérida, con la tristeza de su esposa e hija y las familias de la pareja.

Esta navidad, en el árbol de navidad, después de recordarle a mis hijos aunque sean mayores de edad que hagan su carta, después de muchos años, pongo la mía empezando con el título: DIOS NO MUEVAS TANTO EL TRONCO, donde hablo a solas con Dios.

Mi gratitud eterna a mis familiares y amigos, por su apoyo. A mi Diablo y a Leticia, como a nuestros colaboradores, gracias por llevar solos el medio de donde comemos todos. A mi hermano MEMO, con el nuevo sol te compondrás, para felicidad de todos los que te queremos, pero sobre todo por tu bien. LA VIDA, HERMANO, LA VIDA.

Para terminar, esta navidad me dormiré temprano, para que no pase nada y el árbol de navidad me traiga más noticias buenas de salud. Gracias Dios por dejarme vivir.