¿SE ACERCA EL FIN DE LA FIESTA DE MUERTOS?

Pasillos del Poder César Augusto Vázquez Chagoya Leanos en www.pasillosdelpoder.com y en www.enlaceveracruz212.com.mx vazquezchagoya@prodigy.net.mx 2 de noviembre de 2011

César Augusto Vázquez Chagoya

Pasillos del Poder

2011-11-02

Seguimos con los muertos. No hablaremos de Ernesto Cordero, llamado “Chiqui Dracula”, ni de los Chiquis Yunes, favoritos de su vocero el diario NOTIVER del puerto de Veracruz. Siguiendo con el tema, nos iremos al caso de que quieren desaparecer la fiesta de muertos, porque dizque ya no cabemos.

En pocas palabras, ayuntamientos y gobiernos de los estados, no sabemos si porque quieren hacer negocios con los dueños de crematorios, están empujando fuerte para que las tumbas no sean a perpetuidad. Es decir, cuando alguien se moría, le daban un título de propiedad.

En una sola fosa usted podía hasta enterrar a tres difuntos. Los podía mover hasta los siete años, porque es el tiempo considerado que desaparece todo vestigio de carne o de gérmenes infecciosos, aunque queda la calaca. Usted ahora, con seguridad, así no vaya años al panteón, sabe donde están enterrados sus muertos.

Ahora la idea de las autoridades es que usted sólo tendrá derecho al terreno siete años, PARA ENTERRA A OTROS MUERTOS. Es un golpe de mala leche a las fiestas del día de muertos. Ya nadie tendrá la seguridad de la permanencia de los restos de sus familiares o tal vez se acerque otro cobro, que deba hacer cada siete años para conservar sus tumbas.

En México, tal vez sea el único lugar del mundo donde se hace fiesta cuando nace un niño y también cuando se muere. Este 2 de noviembre, los panteones se llenan de familiares de difuntos, grupos musicales, comida, bebidas del espíritu. Unos con solemnidad conviven con sus muertos. Otros, es motivo de fiesta, porque así lo hubiera querido el familiar que se fue.

JOSE GUADALUEPE POSADAS

Si, es cierto. Nuestros ancestros antes que llegaran los españoles adoraban y se reían de la muerte. Hay vestigios en ruinas a pastos, pero quien le da su exacta dimensión a reírse de la muerte y satiriza la pobreza del pueblo, fue nuestro litógrafo antes de la revolución, José Guadalupe Posadas, crea las calacas con elegantes vestidos y trascienden como pólvora en la cultura Mexicana.

Mire. Hasta para nacer Posadas tuvo gracia. Fue en Aguascalientes un dos de febrero de 1852, exactamente cuando se celebra la virgen de la Candelaria, fecha exacta de los 40 días del nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre hace 2011 años.

José Guadalupe, con sus litografías y caricaturas refleja la situación popular en el Porfiriato. Consolidó sin querer nuestras fiestas de los muertos e influyó en los grandes artistas del futuro como Diego Rivera, Clemente Orosco, etc. Posadas, murió en la ciudad de México en 1913, por lo que le tocó todo el proceso de violencia de los inicio de la revolución y de todos hizo caricaturas. Desde borrachos, ricas catrinas, generalotes, en fin, refleja la vida de su tiempo. Cada día de muertos se le recuerda con mas fuerzas. Este hidrocálido, tiene marcada la vida nacional.

Las caricaturas de calacas elegantes dieron lugar a reírse de los ricos. Tal vez, alguien del servicio meteorológico de Miami, donde le ponen los nombres a los huracanes, se le ocurrió poner a uno “KATRINA”, que fue tan desbastador que casi desaparece la ciudad de Nuevo Orleans en los Estados Unidos, que hizo tambalear al gobierno de George Bush, por no acudir a tiempo en auxilio de la población.

Para nosotros los catrines, son las calacas de Posadas y la ligamos con la muerte y sin saberlo o por reírse de la muerte casi se acabó con una región del vecino país, tan fuerte fue, que es la primera vez que el gobierno Mexicano se organiza para ayudar a los damnificados, pero mejor le debería mandar las caricaturas de calacas de Posadas al centro de huracanes de Miami, para que no se les ocurra poner a un
huracán uno de los personajes de Posadas.

Para terminar y demostrar que nos morimos con la muerte cantando, narraré una experiencia personal: En 1973, con motivo de salir de la preparatoria, un grupo de amigos nos organizamos para ir a San Lorenzo Tenochtitlán, donde estaban enterradas las colosales cabezas Olmecas.

La única vía para llegar a esta congregación del municipio de Texistepec era por lancha atreves del río Coatzacoalcos. Compramos para la aventura cervezas, repelentes, curitas, bueno hasta inyecciones para picaduras para víboras porque se suponía que nos meteríamos a la selva.

Agarramos a las 6 de la mañana la lancha que se iba parando en cada comunidad, donde se bajaba mercancía y se subía. Las cervezas se acabaron en el largo viaje. Llegamos a un lugar casi anocheciendo y los lancheros nos manifestaron que hasta ahí llegaban, porque el río estaba bajo y no llegarían a San Lorenzo, pero que caminando llegaríamos.

Casi en la oscuridad en la selva, no sabíamos por donde caminaríamos. Afortunadamente, habitantes de San Lorenzo también bajaron de la lancha y nos llevaron al pueblo. Pedimos permiso al agente municipal de acampar a lado del río que estaba muy bajo su nivel. Cerveza, donde hay cervezas preguntamos. Ahí, en la tienda de Don Gervasio.

Compramos cartones pero la cerveza estaba al tiempo porque en el lugar no había luz. A la tercera botella se nos quitó lo amargoso. Total que nos pasamos tres días en el lugar entre el río y la meseta artificial construida por los Olmecas y las cabezas en ese tiempo ahí enterradas.

Pues entre cultura y cervezas nos acabamos el dinero del pago de la lancha de regreso. Osado como son los jóvenes de todos los tiempos, nos propusimos regresar caminando y el lugar más cercano era una estación de tren en Tenejapan municipio de Oluta. Salimos exactamente a las 12 de la noche para evitar el calor.

Cerca de las 3 de mañana, oíamos un violín Jarocho. Nos acercamos a una casa de barro y palma. En el suelo un cadáver sobre un petate y sus amigos cantándole. Nos convidaron aguardiente para el camino. No había llantos, era mejor morir a seguir sufriendo hambres y enfermedades. Nosotros llegamos a nuestro destino, Minatitlán, pidiendo prestado a familiares de nuestro amigo Juan Mazo.

Así, que la muerte es la solución también para los pobres. Ríase de la muerte, que total no hay escapatoria de ella y a todos nos llegará.

Cuidado con los políticos que se preparan para desaparecer la fiesta de muertos con quitar la perpetuidad o propiedad en los panteones. Defendamos nuestras tradiciones.